Mito uno: la arquitectura es sólo arquitectura
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"El primer mito postula que la arquitectura es tan distinta como disciplina y forma de conocimiento que definiciones o procesos normales de investigación no son aplicables. [...] Este mito ha sido utilizado durante demasiado tiempo como excusa para evitar la investigación y la consiguiente dependencia en no especificadas pero poderosas fuerzas de creatividad y autoridad profesional. Por un lado, este mito pide el socorro de la musa de la genialidad, y los gestos impulsivos del individuo arquitecto son vistos como superiores a los lentos canales de la investigación, como catalizadores de la producción arquitectónica. El problema es que estos impulsos son, casi por definición, inexplicables y, de este modo, la producción de arquitectura se mitologiza en sí misma, en lugar de ser sujeta a un claro análisis. La arquitectura se limita a una forma de ouija, con el arquitecto, como un genio heroico, actúa como el pararrayos para la tormenta de fuerzas implicadas en el hacer edificios. Por otro lado, la arquitectura es tratada como una disciplina autónoma, más allá del alcance o control de influencias externas, incluyendo las normativas y metodologías de investigación. Esto lleva a la separación de la arquitectura de otras disciplinas y de sus criterios de rigor. [...]
El mito que la arquitectura es sólo arquitectura, fundado en las nociones gemelas de genialidad y autonomía, lleva eventualmente a la marginalización de la arquitectura. El desarrollo de una base de conocimientos es esporádico y, así, la arquitectura se vuelve cada vez más irrelevante y, finalmente, irresponsable."
Mito dos: la arquitectura no es arquitectura
"El segundo mito trabaja en oposición al primero y argumenta que, para establecerse como una epistemología creíble y 'fuerte', la arquitectura debe volverse hacia otras disciplinas en busca de autoridad. La arquitectura se extiende a lo largo de una línea que va desde las artes hasta las ciencias y se fragmenta en trozos, cada uno de los cuales se somete a los métodos y valores de otra área intelectual. [...]"
En los casos en los que se fundamenta en otros paradigmas intelectuales, "la particularidad de la arquitectura se coloca en una camisa de fuerza metodológica. Al volverse hacia otros, la arquitectura olvida lo que puede ser en sí misma. [...] Es un mito alimentado por los mecanismos de financiamiento de la investigación, con los varios comités que definen aceptables ciertas áreas a través de paradigmas de investigación particulares que, simplemente, no se ajustan a la amplitud de la arquitectura."
Mito tres: construir un edificio es investigación
"El tercer mito es que el diseñar un edificio es una forma de investigación en derecho propio. Es un mito que permite a los arquitectos y académicos de la arquitectura esbozar las normas de la investigación (y asimismo quejarse cuando esas normas son usadas para criticar edificios como propuestas de investigación). El argumento que soporta este mito es más o menos así:
1. El conocimiento arquitectural reside, finalmente, reside en el objeto construido.
2. Cada edificio es, por definición, único y, por lo tanto, original.
3. La producción de edificios puede, entonces, definirse como la producción de diseño original.
4. Esta es una definición de investigación.
Es un argumento suficientemente convincente como para permitir a generaciones de arquitectos (así como de diseñadores y artistas) el sentirse confiados al decir que el mismo acto de crear es suficiente en términos de investigación, y luego, a argumentar que la evidencia está frente a nuestros ojos, si nosotros sólo escogiéramos mirarla.
Sin embargo, es también un argumento que lleva a la negación de los beneficios reales de la investigación, y así, vale la pena desmenuzarlo.
1. El conocimiento arquitectural puede estar, hasta cierto punto, en el edificio, pero también está en otro lado: en los procesos que nos llevan al edificio, en la representación del edificio, en su uso, en las teorías más allá del edificio, y así sucesivamente. La arquitectura excede al edificio como objeto, del mismo modo que el arte excede la pintura como objeto. La investigación arquitectónica debe, por lo tanto, referirse a este campo expandido.
2. Un 'buen' edificio no es necesariamente una buena investigación, y una buena investigación puede llevar a 'malos' edificios. La arquitectura se define como 'buena', según la normativa, porque encaja en cánones conocidos y probados de gusto, tipo o tectónica. Pero su 'bondad' no constituye una buena investigación, dado que no es particularmente original o significativa. Un 'buen' edificio, en lugar de apuntar a nuevas formas de conocimiento, sólo establece o, de manera incremental, cambia su estado.
3. Si tomamos la definición de investigación de Bruce Archer (que es "indagación sistemática cuyo objetivo es el conocimiento comunicable'), entonces el edificio como edificio no pasa la prueba. Los arquitectos, claramente, deben ser concienzudos, pero no son necesariamente sistemáticos. Se realizan elecciones y decisiones pero no normalmente a través de evaluación sistemática. Más importante, mientras que los arquitectos puedan creer que el conocimiento está ahí, en el edificios, para ser tomado por críticos, usuarios u otros arquitectos, muy raramente comunican de modo explícito el conocimiento. [...]
Diseñar un edificio, por lo tanto, no es necesariamiente investigación. El edificio como objeto edificado reduce la arquitectura a objetos mudos. Estos, en sí mismos, no son suficientes como materia de una investigación. Con el fin de poner las cosas en movimiento, de añadir al conjunto de conocimiento, tenemos que entender los procesos que llevan al objeto y analizar la vida del objeto una vez que este ha sido completado."
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