martes, 28 de junio de 2016

Hotel en Machu Picchu (Miguel Rodrigo Mazuré)

"El llamativo proyecto del 'Hotel en Machu Picchu, Machu Picchu' fue presentado por Miguel Rodrigo Mazuré en 1969. La estructura nunca llegó a construirse."



jueves, 23 de junio de 2016

Un edificio negro, la necesidad de crítica o "y ahora, ¿quién podrá salvarnos?"

Hace varios ciclos que enseño en este edificio. Es uno de los más cotizados, tal vez porque las sillas son cómodas. O porque los salones tienen aire acondicionado. O porque los pasillos son anchos y los alumnos los usan para sentarse a trabajar o a pasar el rato sin temor a las corrientes de aire.

En el primer piso hay un hall espacioso donde he visto exposiciones exitosas. Se presta para hacer lobby durante un evento o para descansar en los sillones. La doble altura lo hace agradable. En el último piso, la cafetería de los profesores tiene vista al golf. Como espacio es un poco asfixiante, poca altura, columnas enormes, pero la vista parece compensar.

Sin embargo, dejando de lado esos aspectos positivos, creo que el edificio en cuestión tiene problemas graves en tres áreas: forma, orientación y función.

Se pensó como un hito, no sólo dentro del campus, sino a nivel urbano. Esto se logra. La torre de más de 10 pisos de altura, rematada por un reloj, salta a la vista desde la avenida Javier Prado; cuando uno pasea por el campus se vuelve casi una segunda naturaleza mirarla para ver la hora. Sin embargo de cerca parece un gran mausoleo. Como cualquier edificio recubierto con muro cortina negro, es imposible entender cuántos pisos tiene, y la mole maciza parece dominar de manera amenazadora los edificios alrededor, mucho más respetuosos de las dimensiones humanas. Lo sé, esta es una característica común a todas las moles de muro cortina. ¿Pero es esta la tipología más adecuada para una universidad? ¿Qué clase de mensaje amenazador, casi censurador da el edificio? 

El tema de la orientación es casi una preocupación ética. El sol de la tarde, en una doble fachada que genera efecto invernadero, con un espejo de agua que aumenta las temperaturas, hace que el hall de ascensores pueda llegar a temperaturas de más de 30°C. El resto del edificio funciona únicamente porque tiene ventilación artificial. Como buen edificio de este tipo, las ventanas no se abren. La forma le gana, no a la función, sino al sentido común. 

Finalmente el terrible color de los cristales hace que sea indispensable tener las luces prendidas en todo momento, en invierno y verano. Al inmenso gasto que debe implicar el sistema de ventilación del edificio, se le debe sumar la iluminación. Sin embargo, si se quieren proyectar diapositivas, la luz que entra a ciertas horas sí es suficiente como para que éstas no se vean con claridad. Aparentemente los arquitectos pensaron que las cortinas no eran necesarias en su edificio.

Estamos hablando de aulas de clase. Una de las primeras lecciones que damos a los estudiantes cuando hablamos de espacios de aprendizaje es la necesidad de iluminación y ventilación adecuadas, no sólo por razones funcionales sino también psicológicas. 

¿Mi hipótesis? Este edificio se diseño a la manera de los edificios de oficina. Que sea un edificio universitario pareció importar poco. ¿Hasta qué punto la imagen del edificio, su carácter simbólico, debe ir por encima del sentido común y el bienestar de los usuarios de todos los días?

Hay mucho más que decir sobre este edificio, pero hay un tema más importante.

En todos los años de su existencia, no nos hemos detenido a criticarlo. Lo hemos tolerado, ignorado, sufrido o, a veces, nos hemos quejado entre colegas mientras almorzamos en esa terraza, a punto de ser volados por el viento.

Actualmente se está construyendo otro edificio, a pocos metros. Sólo he visto un render y es una imagen que me ha asustado mucho. Los acabados son los mismos. La orientación, similar. Es decir que desde ya podemos prever los mismos problemas de falta de relación con el contexto, mala ventilación, mala iluminación y alto costo de mantenimiento. 

Me pregunto qué hubiera pasado si, durante todos estos años, los usuarios del edificio existente nos hubiéramos dedicado a criticarlo de manera sistemática, responsable y pública. ¿Hubiéramos podido prevenir la repetición de los errores?

¿Es esta la función de la crítica? ¿Es muy utópico pensar así?


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