miércoles, 13 de febrero de 2008

Sobre Internet, operarios y otras cosas que hacen que vivir acá sea una prueba de paciencia

Durante mucho tiempo, un amable y anónimo vecino me proveía Internet de manera gratuita y... bueno, inconciente. Pero de pronto este maravilloso personaje desapareció, y mi casera y yo decidimos que era hora de tener nuestro propio Internet.

Veamos un día común y corriente. Me conecto, se conecta alguien de mi familia, y arrancamos con el chat con web cam y justo, justo, cuando alguno dice: "No sabes lo que pasó, te cuento que..." Se cuelga la red y tenemos que volver a conectar. Luego: "Es importantísimo que..." Se cuelga la red. "¿Ya regresaste? ¿Alo? ¿Me escuchas?" "Si" ... "Lo central en este punto es..." Se cualga la red. En una conversación de 30 minutos, en promedio la maledetta cosa nostra se cuelga 4 veces. O más.

Otro ejemplo. Los operarios que vinieron a arreglar/remodelar la fechada. No me queda muy claro qué hicieron, porque yo la veo igual, pero se trepaban por el edificio y destrozaban los jardines. Mientras esos encantadores seres humanos estuvieron aquí, se las arreglaron para malograr la calefación (durante una semana y en pleno invierno), dejarnos sin agua (un día) y mover la antena de la tele de forma tal que ya no se ve nítido (hasta ahora no lo arreglan).

Y el ejemplo de oro: yo vine a Roma, en octubre, pensando empezar clases en noviembre. No es una idea que se me ocurrió de la nada. Me lo dijo el secretario de la maestría por teléfono y desde Lima. En noviembre me entero que no, las clases iban a empezar en enero. Ya teníamos fecha, incluso, pero no, no empezaron.

Hoy es 13 de febrero. Recibí un mail hace un par de días diciendo que mañana, a las 4 pm, tenemos nuestra primera clase. Mi scusi, pero no me la creo.

1 comentario:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...