jueves, 11 de febrero de 2010

Ciao Roma: cosa si fa?

Vuelvo a Roma. Ya toca, ¿no?

¿Ganas de volver? Algunas... de repente y sorpresivamente, más ganas de las que esperaba tener. ¿Ganas de irme de Lima? Ninguna... pero sé que volveré pronto, muy pronto, así es que este es un aspecto del viaje en el que prefiero no pensar.

El dictar un curso de arquitectura barroca durante este verano - con muchas dosis de Bernini y Borromini - y el haberme topado de casualidad con fotos antiguas de Roma ha contribuído en estas ganas, este bichito que tengo adentro y me pide volver a Via A. Toscani, 49. Y aunque no me guste planificar mucho los viajes, en este caso quisiera concentrarme en aquello que, a la distancia, quiero hacer y quiero ver. Puede que, estando allá, vuelva a este post a recordar una que otra cosa. Sea como sea, no está de más concentrarme en esos aspectos que, en cierta medida, he extrañado.

Tengo ganas de llegar a casa, aún si ya no es mi casa. Quiero caminar por esas calles mal pavimentadas, maldecir a todo el panteón por tener que subir la calle con una maleta a cuestas, olfatear delante de la pizzeria, curiosear la ventana del 360° sud y esquivar las cacas de perro. Quiero abrir ese portón (esta vez tendré que tocar el timbre) y subir por ese ascensor con la puerta rayada hasta el sexto piso... para encontrarme con mis mostri pelosi, Ro, y todos aquellos que rondan el número 16.


Probablemente correré al balcón, a penas pueda, para chequear eso que no me atrevo a preguntar... si es que el legendario bólido (mi compañera bicicleta) sigue ahí. Ojalá, ojalá que sí.

Sé que, quiera o no, tendré que hacer las visitas reglamentarias al DiAr y al banco. Me imagino caminando desde Termini a Via dei Mille, con la constante incertidumbre que parece ser parte de ese recorrido y casi casi me vienen ganas de no irme a ningún lado. Prácticamente puedo oir desde ya los comentarios irónicos, el sarcasmo, el hablar tan fuerte... mejor no pensar en eso y seguir listando aquello que sí quiero hacer.

Como ir al EUR, en el bólido si es posible, visitar a mi fantástico ex-jefe y comer un plato de pasta al pomodoro; caminar a la piazza San Giovanni di Dio (¿será época de alcachofas?); tomar la 791 (mal necesario) e ir hacia cualquiera de sus dos direcciones; bajar en Pio XI y regresar caminando por Villa Pamphilj.

Quiero entrar a un Todis, y a un InGrande y tal vez, si me siento platuda, incluso a un Sma. Quisiera tomar varios litros de Fanta Zero y empujarme un gelato, aunque imagino que eso lo podré hacer sólo en el centro, en las zonas turísticas. Me gustaría recorrer la línea del tram 8, bajarme en Porta Portese el domingo y ver qué tanto puedo comprar con 10 Euros. Y un día en la mañana, me despertaré temprano e iré a vagar por el Esquilino, compraré alguna fruta (y me sorprenderé una vez más de lo cara que es) y volveré a Trastevere desde la Stazione Laziale.

Dedicaré un par de días - nuevamente dependiendo de cuán platuda esté - a pasear por la Feltrinelli, por Mondadori y sobre todo por Kappa, a la caza de libros de arquitectura. A Kappa iré caminando, desde Torre Argentina, y pasaré al lado del Panteón. Casi, casi, quisiera que ese día esté lloviendo... no mucho de ser posible.

Por poco olvido que soy arquitecta... tengo pendiente todo mi tour Bernini-Borromini, con especial enfeasis en San Carlo alle Quattro Fontane y Sant'Agnese. Tal vez sea bonito ver esta última - en piazza Navona - al amanecer, cuando la luz cae sobre la volumetría de la fachada. ¿Que más? La passeggiata obligatoria por via dei Fori, el ver el Colosseo con la boca abierta - siempre - desde el bus de la línea 3, y de todas maneras esta vez sí iré a Santa Costanza y a San Pietro in Montorio. Ahora sí.

¿Comida? Carbonara, assolutamente; pizza de sotto casa; puede que incluso cinese, a Torre Argentina; gelato... un bowl de insalatona y pasta con salsa al pesto de la que venden lista en Todis.

Supongo que continuará...

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