"[...] Grandes Éxitos de la Arquitectura Peruana realiza la segunda edición de sus premios Goldenberry —mueca a los Golden Raspberry como parodia del Oscar, y en este caso como burla de la Bienal del Colegio de Arquitectos— como un ejercicio virtual y de pretendida democracia al permitir el "voto popular", y con cierta rigurosidad al tener un jurado especializado (Cristina Dreifuss, Javier Vera y Lucho Gris) que se compre el pleito de escoger "lo peor de la arquitectura peruana".
[...] Todo esto ha generado más que sólo risas y comentarios fugaces. Por ejemplo, dos reacciones en las que vale la pena detenerse.
(Grandes Éxitos de la Arquitectura Peruana) |
Una de ellas es la de Jorge Sánchez, miembro de Nómena. Los proyectos de espacio público de Nómena fueron duramente cuestionados por Javier Vera y Lucho Gris. Esto ocasionó el normal descargo de Sánchez a la crítica de Vera y este último efectuó la réplica respectiva. Ambos con justificaciones ciertamente coherentes. Para Sánchez, Vera critica el proyecto sin mayor conocimiento. Vera argumenta que su crítica se centra en el trasfondo de la obra de Nómena. Prometen en el futuro profundizar el tema. [...]
La otra reacción ha sido la de Luis Longhi. Su reacción se ha mostrado en el bando opuesto. Ha reaccionado como si la opinión del otro, cuando es cuestionadora, no tuviese valía. Entre broma y broma Longhi expone su pavor e intolerancia a quien se atreve a ponerle peros a su obra. Para él las críticas son producto de la envidia; y lo peor de todo es que considera que dicha persona no está en capacidad de opinar de la arquitectura (su arquitectura) porque no la 'hace' y no está llena de la "dotación divina" de la que él se enorgullece.
Su postura es potencialmente dañina. Encapsula al arquitecto en un mundo creativo donde el centro son las ideas y la "intuición", y lo demás sólo dependencias prescindibles. No es positivo. De repente sí el primer año de estudios, pero no es pertinente su presencia rígida cuando aterrizar en la 'suciedad' del mundo real está a la vuelta de la esquina. Y a eso apunta.
Expresiones de Longhi como "tu envidia es mi progreso" o "qué sabe el burro de alfajores" no afectan a los aludidos, sino que crean en muchos de los que le siguen de manera casi fanática la idea errada del arquitecto como una persona incuestionable y perfecta. Estos son algunos de los prejuicios y perjuicios más grandes de los que adolece la arquitectura (en el Perú)."
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