viernes, 2 de noviembre de 2007

Donde se refexiona sobre lo monótono que puede resultar comer pasta durante una semana y se lanza un grito de ayuda culinaria

Al principio parecía una idea genial. Pasta de 1.50€ y salsa precocinada de 1.70€, que dura dos días. Perfecto. Pero a la semana me di cuenta que: si bien siempre me ha gustado la pasta, todos los días es un exceso; las salsas precocinadas tienen sus limitaciones, la de 4 formaggi es muy buena, la de fungi porcini es malísima; se necesita comer verduras y tal vez hasta frutas; si bien hay una inmensa variedad de salsas de tomate, al final es casi lo mismo.

Pero el peor descubrimiento de todos es que en el supermercado no venden condimentos. ¡Sólo sal! ¡Y, a veces, orégano!

*El pollo a la plancha en sí mismo, no tiene sabor. Tiene sabor en la medida en que uno sepa ponerle los condimentos adecuados*

Así es que imploro a todos los que sepan del tema, o no, que me manden cualquier tipo de receta, tip o consejo para salir del desabrido círculo vicioso en el que estoy metida. Hay que considerar, eso sí, que NO hay comino, culantro, palillo, "la rojita", vinagre blanco, leche condensada y otras sofisticaciones de la cocina peruana. Ni siquiera hay limones decentes...

Por ahora agradezco a Ariana por la receta de las tostadas francesas y el aliño de ensalada. Sólo espero encontrar los ingredientes en el mercado de inmigrantes.

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