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viernes, 5 de abril de 2019

¿Participación? (R. Secchi)

"Parecería absolutamente lógico mencionar la participación en el marco de este ensayo, desde el momento en el que se supone como necesario, para la realización de una buena arquitectura, el tener como objetivo, como "sentido", el cumplimento de los derechos humanos. Pero la cuestión no es tan simple. Si para el proyectista la conciencia de deber cumplir tales derechos no constituye ninguna garantía del resultado de la obra, sino sólo la actitud de operar sobre la base, sincera, de ciertas intenciones, el proceso participativo no ofrece garantía alguna sobre la calidad el programa adoptado para la realización de la obra ni para su éxito. En todo caso, la participación propone con fuerza y claridad el tema de la legitimación. ¿Quien legitima, en efecto, una arquitectura? ¿En nombre de qué, más allá de la dimensión normativa y deontológica, se puede afirmar el haber actuado correctamente? (Ver Riboulet)

La cultura de la participación se ha desarrollado en oposición a la abstracción y a los ideologismos de la arquitectura del Movimiento Moderno, notablemente de la arquitectura racionalista de la anteguerra y neoracionalista de la postguerra, fuertemente estandarizada e indiferente a las condiciones operativas contextuales, a las culturas, a las tradiciones, a los paisajes. Se redescubrió, entonces, el valor de la arquitectura, espontánea. La "arquitectura sin arquitectos", es celebrada en un afortunado libro de Rudofsky (1964), y en otro plano las teorías de Habraken y Christopher Alexander (Habraken, 1998) abren el camino a nuevas reflexiones críticas a partir de la elaboración (en el método) y de la estrechez y abstracción (en las prescripciones de la Carta de Atenas). "Arquitectura de la sobrevivencia" (Friedman, 2003) nos interroga sobre la extrema vigencia del tema. Pero la arquitectura espontánea a la que hace referencia Rudofsky es auténticamente espontánea. Tomar como modelo los asentamientos de civilizaciones lejanas a aquellas del actual desarrollo social y económico del mundo capitalista, dominado por la idea del consumo como primer motor de la organización social, puede inducir a reflejar sobre cuánto se ha perdido con el abandono de los antiguos modelos comunitarios y sobre el contraste con la situación actual que ha visto desaparecer la idea de comunidad (...). Los trabajos de Habraken y Alexander tienen el indudable mérito de hacernos reflexionar sobre las relaciones y sobre la complejidad de las relaciones sociales en su relación con los espacios urbanos. Como de hecho lo ha hecho el brillante ensayo de Jacobs (2009) o los estudios de Mumford (2007) que nos han dado aportes preciosos de conocimiento y, sobre todo, ideas para el desarrollo de metodologías de análisis y de proyecto. Sin olvidar las contribuciones de Lynch sobre la percepción de los espacios urbanos por parte de usuarios protagonistas de entrevistas y cuestionarios.

¿Qué cosa es más democrática que la participación? ¿Compartir el proceso proyectual y de toma de decisiones no es, tal vez, la solución para ciudadanos y proyectistas? No es tan fácil. Experiencias contemporáneas con instrumentos informáticos han desplegado muchos experimentos al respecto: desde procesos proyectuales compartidos entre arquitecto y usuario utilizando catálogos, hasta la creación de software para dar forma a la imaginación de la casa (con resultados frecuentemente risibles).

Por otra parte, es justo que cada uno tenga su propia casa tal y como la desea. ¿Pero uno sabe efectivamente imaginarla en términos de espacios arquitectónicos? ¿Cómo expresar deseos y sueños? ¿Cuál podría ser su lenguaje? Se tomarán prestadas imágenes recibidas en la propia experiencia real o virtual. Nos referiremos a lo que propone la inmensa masa de información y de imágenes de la que nuestra sociedad se nutre y se constituye. ¿Se será verdaderamente libre al perseguir los propios deseos, satisfacer las propias necesidades? ¿Auténticas o inducidas? Una verdadera participación podría darse con hombres realmente libres, más que con sujetos que de buena gana o a regañadientes son pensados más como consumidores que como ciudadanos pertenecientes a la sociedad (...).

En todo caso, puede que sea bueno distinguir con claridad entre consultar al usuario para el proyecto y el proyecto mismo. Hay ahí un salto que la participación no puede cubrir. Tiene que ver con competencias, pero no solamente. Tiene que ver con conocimiento, pero no solo eso. Tiene que ver con la sensibilidad que sólo una educación constante puede producir. Responsabilidad no significa solo prudencia y cautela, sino también ejercicio del poder. Responsabilidad y poder no pueden estar desconectados. La participación no puede coincidir con una descarga de las responsabilidades que competen al arquitecto. Éste debe ejercitar todo el poder que le ha sido concedido."

Secchi, Roberto (2018) L'Architettura. Dal principio verità al principio responsabilità. Roma: Officina Edizioni. pp. 86-88.


Referencias: 

Friedman, Yona (2003) L'architettura di sopravvivenza. Una filosofia della povertà. Torino: Bollati Boringhieri.
Habraken, N. John (1998) La Struttura dell'Ordinario. Cambridge: MIT Press.
Jacobs, Jane (2009) Vita e morte delle grandi città. Saggio sulle metropoli. Napoli: Einaudi. 
Mumford, Lewis (2007) La cultura delle città. Napoli: Einaudi.
Riboulet, Pierre (2000) Quelle légitimité pour la forme architecturale?. En: Paquot, T. y Younès, C. Éthique, architecture, urbain. Paris: La Découverte.
Rudofsky, Bernard (1964) Architecture Without Architects: A Short Introduction to Non-pedigreed Architecture. New York: MoMA.

lunes, 1 de abril de 2019

9 cosas que aprendí sobre cómo sobrevivir en academia (M. R. Holman)

"¡Hoy es el 9no aniversario de mi sustentación! Para honrar ese gran día / malísimo documento, aquí presento las 9 cosas que he aprendido sobre cómo sobrevivir en academia desde entonces:

1. Sé caritativo contigo mismo y con los otros.
Se amable contigo mismo. Cree en lo mejor de las personas. Perdona errores, incluyendo los tuyos.

2. ¡Estúdiate! ¡Somos académicos! Tenemos las herramientas para entender el comportamiento de otros, podemos aplicarlas a nuestro propio comportamiento.
Averigua qué te hace trabajar... y qué te desmoraliza.

3. Tenemos opciones respecto a cómo pasamos el tiempo.
Pasa tu tiempo haciendo cosas que no odias. Minimiza el tiempo que pasas haciendo cosas que odias.

4. Un objetivo sin un plan es sólo un cuento de hadas.
¿Quieres presentar un artículo este mes? ¡Averigua CÓMO vas a hacerlo y lleva ese plan a la acción!

5. Las comparaciones son ladronas de la dicha.
No mires a alguien más en academia y pienses: mi trayectoria nunca va a ser eso. ¡No lo será! Porque somos todos únicos, fantásticos académicos que producimos nuestras propias cosas en nuestro propio modo.

6. No puedes devolver los favores que te han hecho, pero puedes retribuirlos.
Trabaja activamente para hacer de la academia eso que tu quieres. Apoya a otros. Recuerda cuando la gente fue gratuitamente generosa o amable y extiende eso a alguien que lo necesite.

7. Sé amable.
Nunca me he arrepentido de haber sido amable con alguien. Definitivamente me he arrepentido de ser antipática. No seas antipático.

8. Llena tu círculo de personas hábiles y capaces (badasses) y luego convierte ese círculo en herradura.
Encuentra a tu gente en academia y luego encuentra a más de esa gente y dales la bienvenida, y haz espacio para más y más hasta que tu gente esté en todos lados.

9. Sé tú. Haz tus propias cosas. Sé tu prioridad.
No te escondas. Haz eso que te hace estar vivo. ¡Y coloca primero a ti mismo, a tu salud, a tu felicidad, a tu magia y a tus proyectos!"

Holman (2019, March 25) "Today is the 9th anniversary of my dissertation defense!" [Twitter thread]. Retrieved from https://twitter.com/prof_mirya/status/1110179135228383232?s=19

jueves, 28 de febrero de 2019

Popular/Commercial Architecture (A. Gowans)

Popular/Commercial Architecture: The Continuing Art of Architecture as Visual Metaphors of Persuasion/Conviction

"In popular/commercial building, traditional concepts of architecture as the art of creating visual metaphors of convictions survive, in contrast to the avant-garde Establishment view of architecture as an expression of Master Builders creating visual and emotional experiences for spectators.

(...) Great Architecture is what Great Architects say it is. How can we know a Great Architect? By the Great Architecture he designs. At least, that's the implications of an article by Phillip Johnson in "The Inland Architect" a few years ago where he listed the best buildings of the last decade as those "which gave me the greatest thrill when I entered them." (...) 

Great Architecture historically was not erected to provide aesthetic experiences for the visitors; rather, visitors' aesthetic experiences were contrived so that convictions embodied in the architecture might be more compelling.

According to orthodox architectural-historical theory, that concept of architecture as meaningful visual metaphor began disappearing in the 18th century and by now is totally gone. Its last exponent is supposed to have been Frank Lloyd Wright. He, according to Norris Smith, conceived of factories (for example) like the Larkin or Buffalo or the Johnson Wax in Racine, as sacred centers of communal life analogous to Greek temples or Gothic cathedrals in their time and place; he understood how to make houses metaphors of the family. Mais après lui, le déluge. That kind of architectural thinking is no more. Kaput. Fini."

Johnson Wax, Frank Lloyd Wright
Racine, Wisconsin (dezeen)

But - striking contrast! - what architectural landscape doesn't still have dozens of examples to show, of buildings conceived as metaphors of value, and decked out in eclectic style correspondingly. (...) popular/commercial builders all over the world have gone on perpetuating a kind of architecture which is supposed to have died long ago.

(...) However impoverished or banal popular/commercial architecture may aesthetically be, it remains conceived on traditional principles of High Architecture as an art of persuasion/conviction: full significance deriving from a body of ideas outside itself, style deliberately used to assert ideology.

The ideology being asserted in this case is, of course, a traditional one - the concept of a nuclear family in free possession of its own domain, the principle of free enterprise, the prizing of liberty above equality."

Gowans, A. (1981) Learning to See. Historical Perspective on Modern Popular/Commercial Arts. Ohio: Bowling Green. pp. 395-402

sábado, 3 de noviembre de 2018

New Orleans: Piazza d'Italia (C. Moore + Perez Architects) II

"Charles Moore’s Piazza d’Italia is like one of those fruity, rummy Hurricane cocktails that you sip through a straw from a curvy glass garnished with an orange slice and maraschino cherry: colorful, over the top, and made of questionable ingredients." (Freeman, 2004)


"The way architecture communicates with this industrial society has to be seen as a major challenge for Post-Modernism. Clearly Modernism failed to speak to this society in several ways [...]. Simplifying somewhat we can point to three basic justifications for choosing a style, or mixing them, as the case may be: the context that the building fits into, the character of the particular functions which must be enhanced by style, and the taste-culture of the inhabitants. We can see these three aspects in Charles Moore's [...] Piazza d'Italia in New Orleans" (Jencks, 1977, p. 143)



"Inclusivism rejects the Modern Movement's aloof and heroic stance with regards to the realities of day-to-day living in favor of a more modest and flexible position by which architecture embodies values that are supported by society and not just other architects. [...]

Post-Modernism also rejects the abstraction of the Modern movement's International Style in favor of a return to "representational" as a key element in communication. Charles Moore, for example, states that his recent design for a fountain at the Piazza d'Italia in New Orleans is 'shaped like the map of Italy (only very slightly abstracted), with the five architectural orders on the wall surruonding it rendered, not exactly standardly, but certainly quite specifically in stainless steel and water [...]'" (Stern, 2009, p. 111)


"A point worth stressing is that the plurality of meanings in this scheme could not have been successfully incorporated by one designer (a point to be made generally about participation [...]). Moore has teamed up with two local architects from the firm of Perez and Associates and these designers supplied much of the peculiar cultural knowledge. They were the ones to stress the importance of the annual St. Joseph's festival, the pretext for the fountain and piazza. Once a year, the Italian community comes to the fore to celebrate its presence and they do so by selling Italian specialities and local concoctions (muffalattas, salami, cheese, etc.) on the day of their patron saint. Since the ostensible reason for the piazza was to give identity to the Itallian community in a city where other ethnic groups dominate (the French, Spanish, the blacks and Anglos) there was a sufficient pretext for historicist rhetoric and explicit content." (Jencks, 1977, p. 146)












 

"Clearly, the success of this rhetoric depends on an area outside of architecture: the belief in a credible social or metaphysical content. The search for such content is the next challenge for Post-Modernists." (Jencks, 1977, p. 146).


Fuentes:

Freeman, A. (2004) "That ’70s Show. In New Orleans, the third act begins on a famous outdoor stage." Landscape Architecture.

Jencks, C. (1977) The Language of Post-Modern Architecture. New York: Rizzoli.

Stern, R. A. M. (2009) Architecture on the edge of Post Modernism. Collected Essays 1964-1988. New Haven: Yale University Press.

domingo, 7 de enero de 2018

Ada Louise Huxtable, citas

A cinco años de la muerte de Ada Louise Huxtable.

"Hoy, cuando hay tantas cosas que parecen conspirar para reducir la vida y las sensaciones a las profundidades más carentes y degradantes, es más importante que nunca que recibamos esa dimensión extra de dignidad o dicha, y la sensación elevada de uno mismo que el arte de construir puede dar a través de la naturaleza de los lugares donde vivimos y trabajamos. Lo que cuenta más que el estilo es si la arquitectura mejora nuestra experiencia del mundo construido; si es que nos hace preguntarnos por qué nunca antes notamos un lugar de ese modo." 
Ada Louise Huxtable (2010). “On Architecture: Collected Reflections on a Century of Change”, p.34, Bloomsbury Publishing.

"La buena arquitectura aún es esa planificación difícil, consciente, creativa, expresiva, para esa síntesis elusiva que es casi una contradicción: eficiencia y belleza."
Ada Louise Huxtable (2010). “On Architecture: Collected Reflections on a Century of Change”, p.43, Bloomsbury Publishing.

"Uno de los instintos humanos más básicos es la necesidad de decorar. Nada está exento - el cuerpo, los objetos que uno usa, desde lo íntimo a lo monumental, y todo espacio personal
y ceremonial. Es un instinto que responde ... a una urgencia interna y profunda que ha sido descrita como horror al vacío y la necesidad de dejar la propia huella en, al menos, un pequeño segmento del mundo."
Ada Louise Huxtable (1986). “Architecture, anyone?”, Random House.

"Todo acto creativo se basa en el pasado, ya se que pretende hacerlo o no. Se basa en lo que conoce. No existe, en realidad, un acto creativo en el vacío."

"El símbolo y la metáfora son tan parte del vocabulario arquitectónico como la piedra y el acero."

miércoles, 30 de agosto de 2017

Las 7 lámparas de la crítica arquitectónica (L. Hosey)

Traducción de extractos del artículo "The 7 Lamps of Architecture Criticism", publicado en Huffington Post.

"[...] ¿Qué es "crítica seria" en arquitectura? Este es un tópico vital, dado que los críticos frecuentemente dan forma a la opinión pública, tanto como lo hacen los mismos arquitectos, o más. Pregunté a un grupo de escritores respetados cuáles creen que son las principales características de la buena crítica. Blair Kamin, el crítico del Chicago Tribune, ganador del Pulitzer, me dio una lista que llamó 'Las siete lámparas de la crítica arquitectónica", en homenaje al tratado de John Ruskin de 1849. Sin vergüenza alguna, voy a robar y adaptar su estructura alrededor de comentarios de otros.

1. De principios (Principled)

"Necesitamos críticos iluminados, no francotiradores de sillón," insiste Susan Szenazi, editora jefe de Metropolis. "El crítico ideal es justo, ético, empático," dice Cathy Lang Ho, la editora jefe original de The Architect's Newspaper. "Ten un objetivo mayor," dice Alexandra Lange, autora de Writing About Architecture: "Enfatiza por qué [tu opinión] importa - en la ciudad, al público, a los usuarios." Cathleen McGuican, editora jefe de Architectural Record, está de acuerdo: "Juzga a un proyecto por su propios méritos. No puedes juzgar una cabaña como lo harías con un castillo." Justicia, señala, significa "no esconder tus propios fuertes sesgos," una cualidad a la que John King, de San Francisco Chronicle, se refiere como "honestidad". Michael Sorkin, el antes crítico de Village Voice, dice que la buena crítica "defiende equidad, belleza y sostenibilidad" y "promueve amabilidad, generosidad y excelencia."

2. Plausible

"La emoción no triunfa sobre la razón," dice Robert Ivy, quien antes escribía en Architectural Record y es, en la actualidad, CEO de the American Institute of Architects. "La pasión puede lograr mucho, pero no es lo único que hay." McGuigan usa el término autoridad, que requiere que "los críticos se vuelvan bien informados en cada aspecto de la construcción, programa, contexto, y límites de sus objetos de crítica." Como señala Kamin, "Los buenos críticos realmente conocen su territorio. Muchos sitios web actualmente sólo juntan imágenes y artículos de noticias sin ofrecer un punto de vista. Eso no es crítica - es maquillaje."

3. Ubicada (Placed)

"Los edificios no son meros objetos estéticos," dice Karrie Jacobs, la editora jefe original de la revista Dwell. "La buena crítica no se trata de comentar un render. Considera la arquitectura en el contexto de las muchas fuerzas en competencia (y frecuentemente en conflicto) que dan forma a un edificio." Lange está de acuerdo: "El contexto es una de las maneras en las que la crítica añade valor." En palabras de King, "La buena crítica debe estar enraizada." Szenasy lo explica: "La buena crítica de arquitectura entiende el contexto, sea este social, económico, ambiental o cultural. Diseñar sin estas conexiones es un ejercicio estilístico hueco."

4. Persuasiva

"El crítico debe construir un argumento persuasivo - ladrillo por ladrillo," declara McGuigan. Como señala Sorkin, la mejor crítica "lucha por su propia relevancia y presencia." [...] explica Kamin: "tú sabes lo que el crítico piensa." Lange añade que "la técnica más persuasiva es hacer que el lector vea cosas a través de los ojos del crítico. Sé visual. Describe la experiencia de modo tal que las personas puedan imaginarse a sí mismas ahí."

5. Apasionada (Passionate)

"La crítica depende del amor", proclama el ganador del Pulitzer Paul Goldberger, quien añade "el conocimiento, el juicio, y una habilidad para balancear estas cosas", como cualidades esenciales. La palabra "amor" puede sorprenderte, dado que, como Lange dice, muchas personas creen erróneamente que "crítica es igual que odiar cosas." Pero Goldberger se explica en Building Up and Tearing Down: "Un crítico que no ama su disciplina no puede durar mucho en ella... Amar la cosa... y además amar lo que la cosa significa en las vidas de otras personas" es un pre-requisito. Ivy está de acuerdo, y dice que la buena crítica refleja "un profundo compromiso" y "amor por el objeto." Según King, "tienes que tener una pasión y una ambición que se extiende más allá que simplemente hacer un balance de la última torre."

6. Provocativa

"El crítico debe ser un luchador", escribió el año pasado el historiador y crítico Joseph Rykwert. Hace una década, el fallecido "perro guardián de la arquitectura" Allan Temko señaló que pocos escritores contemporáneos aprecian "la crítica activista - la necesidad de salir y pelear con uñas y dientes." Los críticos pueden usar su posición para "hacer fuerte propaganda por una postura real," dice Sorkin. Deben ser "osados", sostiene Ho, "al manifestarse por prácticas que contribuyen a un mundo más equitativo y sostenible." Kamin opina que "un crítico no sólo termina una conversación - él/ella puede iniciarla."

7. Pública

"El principal propósito de la crítica arquitectónica," declara Kamin, "es construir un puente entre la gente y la esfera pública. La arquitectura no es una transacción puramente privada entre arquitectos y clientes. Afecta a todos. Así es que debe ser comprensible por todos." Sorkin ha llamado a la crítica "una profesión de servicio" cuyo "rol es evaluar y promocionar los efectos positivos que la arquitectura puede brindar a la sociedad y al mundo." Ho respalda esta postura: "Al final, los edificios encarnan un conjunto de valores, y los mejores críticos son aquellos que abogan por valores que eleven a la sociedad y, al mismo tiempo, ayuden a desarrollar el arte."

[...]

"Los edificios no existen en un vacío", señala Kimmelman, [...]. "Estos pueden ser sorprendentes e innovadores a la vista, pero no son esculturas." Todos los escritores que entrevisté enfatizan que la arquitectura y su crítica deben demostrar gran empatía por el público."

viernes, 9 de junio de 2017

No, no tienes derecho a tu opinión (II)

Traducción de "No, you're not entitled to your opinion" de Patrick Stokes.

"Cada año, trato de hacer al menos dos cosas con mis estudiantes, al menos una vez. Primero, me preocupo de referirme a ellos como "filósofos" - un poco cursi, pero, espero, alienta el aprendizaje activo. 

En segundo lugar, digo algo como esto: "Estoy seguro que ustedes han oído la expresión 'todos tienen derecho a su opinión'. Tal vez incluso lo han dicho ustedes mismos, tal vez para ganar un argumento o llevarlo su fin. Bueno, desde el momento en el que entran a este salón, esto ya no es verdad. Ustedes no tienen derecho a su opinión. Sólo tienen derecho a aquello que pueden argumentar."

¿Es un poco duro? Posiblemente, pero los profesores de filosofía le deben a sus estudiantes el enseñarles cómo construir y defender un argumento - y cómo reconocer cuando una creencia se ha vuelto indefendible. 

El problema con "tengo derecho a mi opinión" es que, muy frecuentemente, se utiliza para albergar creencias que deberían haber sido abandonadas. Es como decir "puedo decir o pensar cualquier cosa que yo crea" - y, por extensión, continuar discutiendo parece una falta de respeto. Y esta actitud se alimenta, creo yo, de la falsa equivalencia entre expertos y no-expertos, que es una característica cada vez más perniciosa de nuestro discurso público.

Primero, ¿qué es una opinión?

Platón distinguió entre opinión o creencia popular (doxa) y conocimiento certero, y la suya es una distinción que aún hoy funciona: a diferencia de "1+1=2" o "no hay círculos cuadrados", una opinión tiene un grado de subjetividad e incerteza. Pero "opinión" abarca un amplio espectro, desde gustos y preferencias, pasando por opiniones sobre asuntos que atañen a la mayoría de las personas, como prudencia o política, a puntos de vista anclados en expertise técnico, como lo son opiniones legales o científicas.

No puedes verdaderamente argumentar el primer tipo de opinión. Sería un tonto si insistiera que estás equivocado en preferir el helado de fresa al de chocolate. El problema es que, a veces, implícitamente parecemos tomar opiniones procedentes de fuentes secundarias, o incluso terciarias, como no argumentables, así como las cuestiones de gusto lo pueden ser. Tal vez esta es una de las razones (no hay duda que hay otras) por las que los amateurs entusiastas piensan que tienen derecho a no estar de acuerdo con científicos del clima e inmunólogos, y quieren que sus propios puntos de vista "se respeten".

Meryl Dorey es la líder de la Australian Vaccination Network, que, a pesar de su nombre, tiene una postura vehemente anti-vacunas. La señora Dorey no tiene calificaciones médicas, pero argumenta que si Bob Brown [político, médico y ambientalista australiano] puede comentar sobre energía nuclear sin ser un científico, ella debería poder comentar sobre vacunas. Pero nadie asume que el Dr. Brown es una autoridad en la física de la fisión nuclear; su trabajo es comentar sobre las respuestas políticas ante la ciencia, no la ciencia en sí misma.

Entonces, ¿qué significa "tener derecho" a una opinión?

Si "todos tienen derecho a su opinión" significa simplemente que nadie tiene el derecho de impedir que las personas piensen y digan lo que quieran, entonces la afirmación es cierta, pero bastante trivial. Nadie puede impedir que digas que las vacunas causan autismo, independientemente de cuántas veces dicha afirmación ha sido desacreditada.

Pero si "el derecho a la opinión" significa "el derecho a que tus puntos de vista sean tratados como candidatos serios a la verdad", entonces esto es muy claramente falso. Y esta, también, es una distinción que tiende a ser poco clara.

[...] en el programa de ABC Mediawatch, WIN-TV Wollongong fue encargado de presentar una historia sobre una epidemia de sarampión, que incluyó comentarios de - adivinaron - Maryl Dorey. En respuesta a las quejas de un televidente, WIN dijo que la historia era "cierta, justa y balanceada, y presentaba las opiniones de médicos y de los grupos de interés". Pero esto implica un derecho de ser escuchado equivalente, en un problema en el que sólo uno de los dos grupos tiene experiencia relevante. De nuevo, si esto fuera sobre las políticas en relación a la ciencia, esto sería razonable. Pero el mal llamado "debate" aquí es sobre la ciencia en sí misma, y los "grupos de interés" simplemente no tienen derecho a tiempo al aire, si es que ahí es donde se supone que debe darse el desacuerdo.

El anfitrión de Mediawatch, Jonathan Holmes, fue considerablemente más directo: "hay evidencia y hay patrañas (bulldust)", y no es parte del trabajo de un reportero el dar a las patrañas el mismo tiempo que al expertise serio.

La respuesta de los voceros anti-vacunas fue predecible. En el sitio de Mediawatch, la señora Dorey acusó a ABC de "abiertamente censurar un debate científico". Esta respuesta confunde el que alguien no tome en serio tus puntos de vista con el no tener permiso para tener dichos puntos de vista o expresarlos - o, para tomar prestada una frase de Andrew Brown, "confunde perder un argumento con perder el derecho a discutir." Nuevamente, aquí se están confundiendo dos definiciones de "tener derecho" a una opinión.

Entonces, la próxima vez que escuches decir a alguien que tiene derecho a su opinión, pregúntales por qué piensan eso. Las posibilidades son, al menos, que de este modo termines teniendo una conversación más agradable."

miércoles, 31 de mayo de 2017

No, no tienes derecho a tu opinión (desinformada) (I)

Traducción del post "No, You Are Not Entitled To Your Uninformed Opinion", de Annie Reneau.

"Parece ser parte de las discusiones con Internet estos días: alguien dice una opinión sobre un tema, alguien más refuta lo que la primera persona dijo con evidencia verificable, y el primero responde con "bueno, tengo derecho a tener mi opinión".

No, en realidad no lo tienes. Así no funciona.

Tienes derecho a una opinión sobre preferencias personales, como que prefieras el helado de chocolate sobre el de vainilla, o que elijas el océano en vez de las montañas. Tienes derecho a que te guste más una cosa que otra, o a creer que una cosa es mejor que la otra por razones personales.

Sin embargo, no tienes derecho a una opinión desinformada que se desvanece frente a la lógica, la razón y los hechos verificables. No puedes decir que piensas o crees algo, que luego esa creencia sea contradicha con evidencia clara e irrefutable, para luego decir "bueno, tengo derecho a tener mi opinión".

Bueno, tienes derecho a decirlo - tienes derecho a la libertad de expresión - pero no puedes esperar que esa opinión no sea cuestionada. No puedes usar "sólo es mi opinión" como excusa para decir lo que tú quieras y terminar así la conversación.

Del mismo modo, no deberías esperar que la gente le dé a tus ideas el mismo peso que a otras, sólo porque las estás presentando como opinión. No todas las opiniones son iguales. Una opinión que puede apoyarse en argumentos lógicos y evidencias es muy distinta - y sí, superior - que una que no puede. 

[...] Personas razonables pueden y suelen cambiar sus opiniones frente a evidencias contradictorias y argumentos lógicos. Y eso es lo que la gente debe hacer si quieren que algo de lo que dicen sea tomado en serio. Eso es lo que esperamos cuando enseñamos a los niños habilidades de pensamiento crítico - no para convencerlos de compartir nuestras mismas opiniones, sino para ayudarlos a utilizar argumentos y evidencia, y formar sus propias opiniones inteligentes e informadas, basadas en eso.

Las opiniones no deberían estar escritas en piedra.

Patrick Stokes, profesor de Deakin University, dice a sus estudiantes de filosofía el primer día de clases, "No tienes derecho a tu opinión. Sólo tienes derecho a aquello que puedes argumentar." En este caso, "argumentar" no significa ponerse terco y decir que tienes la razón, más fuerte y durante más rato que otra persona. Se refiere a la primera definición de "argumentar", que es "dar razones o citar evidencia que soporte una idea, acción o teoría, en general con el objetivo de persuadir a otros para compartir la propia opinión." Argumentar una opinión significa defender tu posición con evidencia, hechos y razón.

[...] La evidencia anecdótica no es evidencia. Si eso es todo lo que tienes, entonces técnicamente tienes una opinión desinformada. [...] Decir que piensas que algo es verdad, no lo hace verdad. 

[...] Si tu opinión no está acompañada de argumento o prueba, y la mayoría de evidencia encontrada no sostiene tu opinión, entonces, francamente, tu opinión es una porquería.

¿Tienes el derecho a una opinión de porquería? Técnicamente, tienes derecho a tenerla. Pero no tienes derecho a compartirla sin que ésta sea cuestionada y sin que otras personas te digan que tu opinión es desinformada, ignorante o ilógica. Eso no es censurar; eso es simplemente decir las cosas como son.

Es mi humilde opinión, por supuesto."

sábado, 7 de enero de 2017

Historia de la arquitectura moderna (L. Benevolo)

"Una historia de la arquitectura moderna tiene por objeto presentar los acontecimientos contemporáneos enmarcados por sus inmediatos precedentes; debe, por tanto, remontarse en el pasado tanto cuanto sea necesario para completar el conocimiento del presente y situar los hechos contemporáneos con la suficiente perspectiva histórica.

Las primeras dificultades que surgen se refieren al campo de la investigación: ¿hasta dónde conviene retroceder en la cadena de hechos pasados? y, dado que el concepto de arquitectura no está establecido de una vez por todas, sino que varía también con el tiempo, ¿a qué hechos debe circunscribirse la investigación? [...]

Hasta la segunda mitad del siglo XVIII, resulta fácil entender los sucesos de la arquitectura según un cuadro unitario; las formas, los métodos de proyectar, el comportamiento de los proyectistas, de los clientes y de los realizadores son distintos según tiempo y lugar, pero se desarrollan en el ámbito de una relación que, en el fondo, se mantiene fija y definida, entre arquitectura y sociedad. Cambian los problemas particulares propuestos a los arquitectos, y, también, las respuestas que éstos dan, pero la naturaleza del servicio que el arquitecto rinde a la sociedad y las funciones que la sociedad le ha delegado no son, desde hace tiempo, objeto de discusión. [...]

Pero desde mediados del siglo XVIII, sin que se produzca interrupción laguna en la continuidad de las experiencias formales, al mismo tiempo, incluso, que el lenguaje arquitectónico parece alcanzar una particular consistencia, las relaciones entre arquitectura y sociedad comienzan a transformarse radicalmente. [...] Conviene, pues, ampliar el campo de observación y someter directamente a examen múltiples hechos técnicos, sociales, económicos que, a partir de 1750, se hayan en rápida mutación, aunque al principio no sea del todo evidente su conexión con la arquitectura. En varios campos, dentro y fuera de los límites tradicionales, emergen nuevas exigencias materiales y espirituales, nuevas ideas, nuevos instrumentos de intervención que, en un instante dado, convergen en una nueva síntesis arquitectónica, profundamente distinta de la antigua. Sólo así es posible explicar el nacimiento de la arquitectura moderna que, de otro modo, resultaría completamente incomprensible: si nos limitásemos, de hecho, a una historia de las formas, deberíamos postular una neta solución de continuidad, un corte brusco respecto da la tradición, cosa formulable en una polémica, pero no admisible históricamente"

Benevolo, L. (2002 [1960]) Historia de la arquitectura moderna. Barcelona: Gustavo Gili. pp 9-10.

domingo, 13 de noviembre de 2016

Efecto Goldenberry o dos maneras de responder a la crítica (I. Romero Alamo)

"[...] Grandes Éxitos de la Arquitectura Peruana realiza la segunda edición de sus premios Goldenberry —mueca a los Golden Raspberry como parodia del Oscar, y en este caso como burla de la Bienal del Colegio de Arquitectos— como un ejercicio virtual y de pretendida democracia al permitir el "voto popular", y con cierta rigurosidad al tener un jurado especializado (Cristina Dreifuss, Javier Vera y Lucho Gris) que se compre el pleito de escoger "lo peor de la arquitectura peruana".

[...] Todo esto ha generado más que sólo risas y comentarios fugaces. Por ejemplo, dos reacciones en las que vale la pena detenerse.

(Grandes Éxitos de la Arquitectura Peruana)
Una de ellas es la de Jorge Sánchez, miembro de Nómena. Los proyectos de espacio público de Nómena fueron duramente cuestionados por Javier Vera y Lucho Gris. Esto ocasionó el normal descargo de Sánchez a la crítica de Vera y este último efectuó la réplica respectiva. Ambos con justificaciones ciertamente coherentes. Para Sánchez, Vera critica el proyecto sin mayor conocimiento. Vera argumenta que su crítica se centra en el trasfondo de la obra de Nómena. Prometen en el futuro profundizar el tema. [...]

La otra reacción ha sido la de Luis Longhi. Su reacción se ha mostrado en el bando opuesto. Ha reaccionado como si la opinión del otro, cuando es cuestionadora, no tuviese valía. Entre broma y broma Longhi expone su pavor e intolerancia a quien se atreve a ponerle peros a su obra. Para él las críticas son producto de la envidia; y lo peor de todo es que considera que dicha persona no está en capacidad de opinar de la arquitectura (su arquitectura) porque no la 'hace' y no está llena de la "dotación divina" de la que él se enorgullece.

Su postura es potencialmente dañina. Encapsula al arquitecto en un mundo creativo donde el centro son las ideas y la "intuición", y lo demás sólo dependencias prescindibles. No es positivo. De repente sí el primer año de estudios, pero no es pertinente su presencia rígida cuando aterrizar en la 'suciedad' del mundo real está a la vuelta de la esquina. Y a eso apunta.

Expresiones de Longhi como "tu envidia es mi progreso" o "qué sabe el burro de alfajores" no afectan a los aludidos, sino que crean en muchos de los que le siguen de manera casi fanática la idea errada del arquitecto como una persona incuestionable y perfecta. Estos son algunos de los prejuicios y perjuicios más grandes de los que adolece la arquitectura (en el Perú)."

Leer el artículo completo aquí (vale la pena)

martes, 6 de septiembre de 2016

Bit-crítica: sobre cómo hacer crítica de medios digitales (M. P. Martínez)

"En 1995, en el registro de entrada de un edificio, el entonces director del Media Lab de MIT avaluó su computador personal en dos millones de dólares; la recepcionista le rechazó el valor, anotó dos mil, y lo dejó pasar. El computador, como aparato manufacturado y mercantilizado que entonces usaba Nicholas Negroponte tenía seguramente un precio menor, pero para él la información allí almacenada era invaluable en el sentido más literal. ¿Cuál es el valor que le hemos asignado a lo virtual? ¿Existe hoy una nueva escala para medir el mundo digital cuyo elemento más pequeño y esencial no es el átomo, como en el caso del computador hecho de plástico, sino el bit? Algo que no tiene peso, color, ni forma y que no estamos muy seguros en el lugar en el que se encuentra.

Si toda la información que hay en red son bits ¿cuánto valen los bits? ¿El valor lo tienen los bits o las redes que los conectan? En la nueva galaxia Internet hay una inmaterialización de los bienes y un desvanecimiento del cuerpo humano (Dery, 1998). La información es ahora un compendio de bits y las personas somos puertos de llegada y salida. ¿Cómo medir entonces al periodismo? ¿Cómo analizar los medios digitales encargados de transmitir información?

El lugar cultural y social de los medios digitales

Un video de 3:58 minutos sobre un perro disfrazado de araña gigante que va por la calle asustando a transeúntes tiene 63 millones de visitas en YouTube - más del total de la población colombiana - y uno sobre cómo hacer el nudo de la corbata tiene más de 20 millones. Estamos ante una explosión de contenidos y de plataformas que ocupan un lugar determinante en nuestras vidas en la medida en que nos permiten ser ociosos, voyeristas y leves, actitudes que el mundo real condena.

Yo paso al menos ocho horas diarias frente a un computador haciendo click de un la do a otro, de bit en bit. Empiezo en el perro araña y termino en la página de la farmacia de mi barrio, o al revés, no importa. Al estar en la red, hago parte del ecosistema, consumo y produzco información cada segundo. Cada vez que escribo una palabra en la barra de Google, alimento al monstruo. Cada click es abono. 

Decir que en Internet hay redes sociales es una redundancia. Internet es en sí misma una red social en la que todo es un nodo, del que salen otros nodos. Una imagen gráfica de Internet podría ser la de una molécula de ADN que va formando una cadena torcida e infinita de elementos. O mejor, podría ser la imagen del "ciber-leviatán" que acuñó el gurú del periodismo digital, Jean Francois Fogel en el 2007 cuando dijo que Internet era como aquel monstruio antiguo al que Thomas Hobbes le otorgó soberanía: un gigante hecho de muchas cabezas humanas unidas, en este caso, conectadas a un dispositivo.

Bajo este esquema, los medios digitales serían grandes nodos o grandes cabezas de las que se desprenden múltiples redes. Sin embargo, en Colombia los medios digitales son como un punto perdido y aislado de la cadena. La mayoría de los medios publican en la red la misma información que imprimen cada día y las agendas siguen siendo igual de excluyentes que hace veinte años. No hay hipertextos, no hay interactividad, tampoco exploración narrativa ni diversidad de contenidos. Su lugar de grandes transmisores de información, de nodos de los que salen mucho más nodos, lo están ocupando hoy plataformas como YouTube, Facebook, Instagram y Twitter, convertidas en los más grandes medios de información, de contenido minuto a minuto, con corresponsales en todo el mundo.

Más de veinte años de existencia de los medios digitales han demostrado que su papel de meros transmisores de información se desvaneció y hay miles de bits que viajan por las redes, contando el otro "país" que desde siempre pasó desapercibido de las agendas de los medios análogos. Interne thace posible omitir a los medios y ser consumidor directo de la fuente, al mismo tiempo que productor de primera mano. Incluso algunos periodistas también han aprovechado las redes para convertirse en su propio medio y junto con los youtubers y los twitteros hacen hoy parte del jet set digital.

Lugar comunicativo

[...] [Con respecto al caso de Colombia] Los nuevos medios digitales no han logrado convertirse en laboratorios de contar buenas historias usando las nuevas herramientas tecnológicas y, en cambio, reproducen los errores de los medios tradicionales: agenda excluyente, poca rigurosidad y reverencia al poder. En adición o en consecuencia, la audiencia sigue concentrada en los mismos de siempre y salvo LaSillaVacia.com, su prestigio entre el gremio y los lectores es muy bajo. En pocas palabras, hay muchos más medios, plataformas y aplicaciones pero no hay información que valga la pena. El optimismo tecnológico lo tienen los ciudadanos que se informan cada día vía web mientras que entre los periodistas se siente nostalgia por contar historias a la vieja usanza y un profundo pesimismo frente a su trabajo y lo que les pagan por hacerlo.

El ritual Internet

[...] Con los años, la pantalla [del computador] se convirtió en muchas pantallas y salió de la casa como tableta, se metió en los bolsillos en forma de teléfono y ahora está amarrada en los brazos en forma de reloj inteligente. Cada vez más personalizada e individual. Frente a esto, el cuerpo humano sufrió un proceso contradictorio de desvanecimiento y protagonismo. Por un lado, desapareció a causa de la identidad virtual y, por otro, apareció como nunca antes como objeto de estudio. El nuevo reloj de Apple registra los kilómetros y las calorías gastadas por su portador, capta el ritmo cardíaco y lo guarda como una pista de audio que puede ser enviada por mensaje de texto [...]. Con el boom de les tabletas y las aplicaciones, hace varios años existen programas especiales para registrar el nivel de azúcar de los diabéticos, la talle y el peso de los bebés, llevar el control de vacunas, las fechas del período menstrual o de las pastillas anticonceptivas. La información salió de manos de los periodistas y los fatos corporales de las carpetas de los médicos.

Todo se trata de experiencias y, en este sentido, los medios digitales tienen un desafío enorme: ¿cómo hacer de la información algo activo, didáctico? Hasta el momento la solución parece estar en el campo de los video-juegos y de más en más los medios intentan convertir la información digital en algo lúdico. La tendencia en el mundo se llama gamification o newsgames [...].

Los cuatro elementos

Hace más o menos diez años que los medios digitales existen en Colombia y en todo este tiempo nos hemos preguntado lo mismo: ¿cuáles son las unidades básicas que un medio digital debería tener? [...].

A continuación presento cinco conclusiones, muy mías, sobre lo que hay que tener en cuenta para hacer crítica de los medios digitales informativos:

1. Hipertexto

Parece una obviedad decir que el lenguaje de Internet es el hipertexto. Sin embargo, la mayoría de medios colombianos siguen escribiendo de forma lineal, y no por nodos; y en su actitud de competencia y egolatría, son incapaces de enlazar algo fuera de su mismo medio. A más enlaces, mayores posibilidades de recorrido. A más redes, más lectores. La lógica de Internet es la apertura y la reciprocidad. Entonces, un crítico debería preguntarse:

¿Tiene enlaces a su competencia?
¿Usa el hipertexto como una forma de presentar la información por capas?
¿Cuando se acaba la noticia o el reportaje, qué oportunidades ofrece para continuar leyendo?

2. Interactividad

Un medio digital interactivo no es un medio con muros de comentarios. Los muros son como las cartas del lector (¡a nadie le importan!) y salvo algunas excepciones, nada interesante pasa allí. La participación está relacionada con la experiencia y las herramientas que permiten que el usuario aporte contenido como fuente o como autor, que construya su propia historia a través de un juego, que existan múltiples posibilidades de recorrido-lectura y que la materia prima de las historias esté disponible (datos, informes, etc.). Entonces, un crítico debería preguntarse:

¿Además de opinar, qué otra cosa puedo hacer con la información?
¿Puedo ver el proceso de reportería y comprobar la información?
¿Cuando se acaba la noticia o el reportaje, qué oportunidades ofrece para continuar leyendo?

3. Redes sociales

En el mundo entero, las redes sociales se volvieron vitrinas de los medios y de los periodistas. De la sala de redacción saltaron a ser las estrellas de Twitter y los medios a tener miles de seguidores como si se tratara de una iglesia (The New York Times tiene 13 millones de seguidores en Twitter [...]). Por otro lado, las redes sociales inauguraron un nuevo lenguaje digital que sirve para hacer experimentos como las tuit-crónicas, tuit-debates o para hacer reportería. Entonces, un crítico debería preguntarse: 

¿Actualiza sus redes a diario e interacciona con su audiencia?
¿Usa las redes para hacer reportería o sólo como central de autopromoción?
¿Hace experimentos con los géneros periodísticos?

4. Material de usuarios

Participar en los medios es tradición. Quienes llaman a la radio, al defensor del televidente, o mandan cartas al periódico de la zona lo llevan haciendo desde hace décadas. La novedad de los medios digitales consiste en que el ciudadano deje de estar al margen de la sala de redacción para convertirse potencialmente en un productor de historias que interviene la agenda de un medio y cuyos textos son sometidos al ojo de un editor. [...] Tres preguntas claves:

¿Incluye contenido producido por los usuarios distinto a opinión?
¿Tiene editor de historias de los usuarios?
¿Las historias de los usuarios tienen la misma visibilidad que las de sus periodistas?
¿Dónde ubica la información que produce su audiencia?

El futuro de los medios digitales

Según YouTube, cada minuto se suben a esa plataforma cien horas de video y cada mes se ven más de seis mil millones de horas de video que equivalen a que todas las personas del mundo dedicaran una hora al día a ver videos en YouTube. Frente a esa lógica de producción y reproducción de contenido, los medios digitales informativos se ven insignificantes. meros puertos o contenedores que albergan una mínima fracción de información.

Ante un mundo tan dinámico, hay una certeza: el éxito de los medios no es tener información ni producir noticias como antes. En Colombia estamos esperando que por fin lo entiendan y empiecen a explorar otras posibilidades para contar una buena historia."

Referencia: Dery, Mark (1998) Velocidad de escape. Madrid, Ediciones Siruela.


Martínez, Maria Paula (2016) "Internet y redes digitales. Bit-crítica: sobre cómo hacer crítica de medios digitales." En: Rincón, Omar (compilador) La crítica. Artes, medios y tendencias. Bogotá: Universidad de los Andes.

martes, 9 de agosto de 2016

El crítico y la crítica (I. Medina)

"Entiendo la crítica como una actividad necesaria para el avance y el crecimiento de cualquier disciplina; desde la pintura al cine, la música, el teatro o el fútbol. También de la cocina y los restaurantes, que vienen a ser la ventana que la muestra al mundo. La crítica estimula el debate y alimenta la reflexión, imprescindibles para seguir avanzando. La cocina nunca puede ser contemplada como una doctrina estática; vive marcada por un dinamismo y una voluntad de cambio constantes a lo largo del tiempo: lo que hoy parece tradicional fue antes vanguardista, innovador y seguramente tan cuestionado como lo son hoy las cocinas más avanzadas. También desde esta perspectiva la crítica me parece una disciplina alentadora y una práctica sana. Aunque al mismo tiempo sea una fuente de conflictos.

Lo comprendí cuando publiqué mis primeras críticas en el diario español El País, hace ya 25 años: el crítico nunca podrá ser un tipo popular. Ni siquiera en una sociedad decidida a considerar la gastronomía entre las disciplinas capaces de impulsar el mundo. El crítico se encarga del trabajo sucio; cuenta lo que algunos no quieren escuchar. Lo confirmo cada día desde que publiqué mi primera crítica peruana en Cosas, en julio de 2007. Seis años y medio después, cada nota sigue avivando el mismo runrún. Nada nuevo. Unos asienten, otros me tachan de ignorante, algunos de malintencionado y unos pocos - aunque muy persistentes, debo reconocerlo - me niegan el derecho a hacerlo por haber nacido del otro lado del mundo, pero todos comparten algo: están pensando en el contenido de la crítica y ese es el comienzo del debate.

La crítica no es una ciencia, aunque algunos críticos vivan tan pagados de sí mismos que dejarían cortarse un brazo a cambio de convertir su opinión en dogma de fe. El crítico pasa lo que ve por le tamiz de sus gustos y su experiencia personal: el nuestro es el ejercicio más subjetivo que se pueda concebir. Y como tal debe ser contemplado. 

Aquí no se dictan sentencias; más bien se muestran pareceres. Es lo que iguala al crítico con cualquier ciudadano. ¿Quién no opina sobre lo que come? Da igual si es en voz alta o con la boca chica, lo hacemos cada vez que nos sentamos a la mesa o nos levantamos de ella. No hay razones para impedir que un crítico haga lo mismo que los demás repiten cada día. La diferencia está en que nosotros no hacemos en un medio público y, sobre todo, en que nos pagan por ello. ¿Saben donde se marcan las distancias reales? En el peso que el lector da a nuestra opinión y la confianza de quienes te siguen: la crítica exige credibilidad y esta se nutre del conocimiento.

[...] El crítico no disfruta comiendo en restaurantes que no le gustan; preferiría que todos fueran buenos. A la espera de encontrar un universo paralelo en el que todo sea fascinante, seguiremos con lo nuestro. Espero que lo entiendan."

Medina, I. (2013) El crítico y la crítica. El nuestro es el ejercicio más subjetivo que se pueda concebir. En: Somos, 9 de noviembre de 2013. p 39.

miércoles, 20 de julio de 2016

Introducción a la problemática de la crítica (J. M. Montaner)

"En primer lugar, es evidente que el contexto de la crítica es el de la geografía de la democracia, el de los territorios en libertad. Sólo hace falta ver cuáles son los lugares donde se han desarrollado estas tradiciones críticas o donde existen los grandes museos y las grandes editoriales de temas artísticos. Ningún país, sin un vital y consolidado proceso democrático, puede aspirar a generar ninguna propuesta relevante en el campo de la crítica artística. [...]

Historia, crítica y teoría se complementan y son, a la vez, totalmente distintas en sus métodos y objetivos. La historia trabaja sobre los documentos del pasado para reconstruir y reinterpretar los hechos. La crítica afronta la obra contemporánea, en su momento y contexto, para explicarla. La teoría constituye la más alta elaboración conceptual, es excepcional y no se puede hacer sin el conocimiento de la historia, ni se puede sustentar si no se pone a prueba con la crítica. Asimismo, en toda crítica ha de haber detrás, para que sea consistente, una teoría.

Deberíamos añadir que crítica, teoría e historia, a pesar de utilizar métodos distintos y tener objetivos propios, beben de las mismas fuentes; tal como señaló Benedetto Croce, son inseparables. La historia ha de ser siempre contemporánea, no pudiéndose separar de su identidad crítica, de la interpretación y el juicio de los valores estéticos. En este sentido, es evidente que en la cultura latina (en el arco Mediterráneo y en Latinoamérica) han predominado autores dedicados a la vez a la crítica y a la historia y, en cambio, en culturas centroeuropeas y nórdicas (especialmente Alemania e Inglaterra, incluyendo Madrid) se ha disociado claramente el trabajo de la crítica del de la historia.

Para el estudio de los fenómenos arquitectónicos y urbanos es básico, desde el punto de vista del método, tener en cuenta la cultura arquitectónica en tres ámbitos:

- La enseñanza: es decir, conocer las distintas tradiciones de las escuelas y facultades de Arquitectura; su evolución desde las ingenierías o las bellas artes a las escuelas de arquitectura; sus fundadores y teóricos más importantes; sus ideas, métodos y planes de estudios.

- La Difusión: es decir, el mundo editorial y las revistas de arquitectura, arte y cultura. El mundo editorial ha sido muy importante en Argentina [...] también se ha desplazado hacia México, Venezuela, Brasil y Colombia. Ello es clave para la difusión de la cultura arquitectónica.

- El Pensamiento: es decir, la transmisión de las ideas a través de las posiciones teóricas utilizando distintos medios de expresión y difusión."

Montaner, J. M. (2011) Arquitectura y crítica en Latinoamérica. Buenos Aires: Nobuko. pp 19-20.

lunes, 18 de julio de 2016

Mitos de la crítica (de arquitectura) III


Este mito me gusta mucho, tal vez porque yo misma me lo creí durante un tiempo. De hecho, el comentario tiene en parte muchísima razón.

La arquitectura tiene mucho discurso vacío, mucho "floro y banalidad", que se hace pasar por crítica y, muchas veces, se toma como tal. Esto es especialmente peligroso cuando se encuentra en medios de difusión  - revistas, periódicos, televisión - a los que muchos pueden tener acceso. Son discursos que no aportan al proyecto, a la crítica o a la disciplina y, peor aún, muchas veces distraen de lo importante de la obra a la que se están refiriendo.

La otra variante es la crítica "pseudo-erudita". Esta se encuentra en medios de difusión más restringida; casi siempre va dirigido a arquitectos o estudiantes de arquitectura. Con el uso de palabras complejas, términos propios de nuestro argot profesional y frases rebuscadas, se hace difícil de entender, sin por eso ser más rica en su mensaje. En el mejor de los casos, el lector queda confundido. La mayoría de veces, sin embargo, simplemente se aburre. Para quien no es arquitecto, esta pseudo-erudición asusta y cae pesada.

La crítica responsable y real puede o no ser erudita. En "Métodos de crítica y respuesta a la crítica" (1976: 20) Wayne Attoe considera que una crítica puede aparecer "en el periódico diario, en un taller de diseño, o en la forma de ventanas vandalizadas en un proyecto de vivienda multifamiliar". Lo que estas tres críticas tienen en común es el hecho que el edificio al que se refieren ha tocado la vida de quienes las han hecho.

Evidentemente, las ventanas vandalizadas no son una situación ideal, pero nos dicen tanto como un escrito pueda hacerlo y, como hemos visto líneas arriba, a veces incluso más. La arquitectura nos toca a muchas más personas que al arquitecto y al cliente: los constructores, los caminantes, los usuarios ocasionales, todos terminan siendo partícipes del hecho arquitectónico y pueden, por lo tanto, tener una opinión sobre este.

La opinión de alguien formado en arquitectura, arte o urbanismo, la de alguien que pasa extensas horas investigando el objeto en cuestión y formulando ideas sobre el mismo, tiene importancia. Así como la tiene el comentario casual hecho por un paseante en un paradero, que puede estar cargado de una verdad dada por el uso cotidiano, que al erudito puede escapársele. Más que señalar si uno es mejor o más válido que el otro, es importante tomar ambos como lo que son, opiniones. Mejor o peor argumentadas, mejor o peor informadas, y con distintos objetivos.
En lugar de hablar menos, lo que necesitamos son más críticos - críticos ciudadanos - equipados con el deseo y el vocabulario para volver a hacer la ciudad. (Lange, 2012: 8)
De poco sirve que la crítica "erudita" halague la volumetría o cómo el objeto arquitectónico en cuestión se inserta dentro de la historia de la arquitectura, si para sus usuarios cotidianos el acceso es incómodo y los espacios interiores están mal iluminados.
Cuando hablamos de cómo la arquitectura es importante, es fundamental entender que el modo en que ésta es importante - más allá, por supuesto, del hecho obvio de dar cobijo - es el mismo modo en el que cualquier arte importa: hace la vida mejor.
Paradójicamente, es frecuente que la arquitectura más mundana sea la que más nos importa - el techo sobre nuestras cabezas, el edificio cualquiera que nos protege de la lluvia y nos da lugares para trabajar y comprar y dormir y ser entretenidos. (Goldberger, 2009: 2)
La crítica arquitectónica puede apuntar a varios objetivos, como lo menciona el artículo de Attoe. Lo que todo tipo de crítica tiene en común es que nos da la oportunidad de ver al objeto que critica desde una perspectiva que puede no ser la nuestra. De este modo, amplía nuestros horizontes. Puede que no esté de acuerdo con los comentarios sobre un determinado edificio, pero al leerlos, me fijo en aspectos de este que no había considerado en un primer momento. Tomo prestada, por un momento, la experiencia de otro.

Dejo para terminar una reflexión del arquitecto José Bentín, publicada en su Facebook hace un año. 


Cuarto mito

(Y si no los viste, aquí están el primer y el segundo mito)

Attoe, W. (1976) "Methods of Criticism and Response to Criticism". JAE, Vol. 29, No. 4 Architecture Criticism and Evaluation. pp. 20-21. 
Goldberger, P. (2009) Why Architecture Matters. New Haven: Yale University Press.
Lange, A. (2012) Writing About Architecture. New York: Princeton Architecture Press.

domingo, 17 de julio de 2016

Por qué importa la arquitectura (P. Goldberger)

"Este libro no aboga por una única teoría de la arquitectura, una cosmovisión omnicomprensiva que pueda dictar las formas a los arquitectos y explicárnoslas a los demás. Yo no creo que exista algo parecido a una receta universal para la buena arquitectura; incluso en épocas de una coherencia estilística mucho mayor que la nuestra, siempre ha habido multitud de maneras en las que los diversos arquitectos han decidido construir. Me emociona la mejor arquitectura de cualquier estilo y cualquier periodo [...]. La arquitectura adopta formas muy diferentes en las diferentes culturas, pero la naturaleza de nuestra experiencia en asuntos tan fundamentales como las proporciones, la escala, el espacio, la textura, los materiales, las figuras y la luz no es tan distinta como puede ser la apariencia de la propia arquitectura. Y es el esfuerzo por entender estas cosas básicas lo que más me interesa; mucho más, sin duda, que cualquier teoría, dogma o tradición cultural que defienda que hay una única manera aceptable de construir.

Al ser artistas, con frecuencia los arquitectos ven las cosas de un modo distinto; y está bien que lo hagan, pues probablemente eso contribuye a crear gran cantidad de obras, si creemos que existe un camino verdadero. Esas anteojeras que representa la teoría pueden resultar útiles, tal vez incluso esenciales, para los artistas en la creación dle arte. Pero no creo que ellos ayuden a todos los demás a apreciarlo y entenderlo.

[...]

Aunque hay muchos caminos para llegar al reino de los cielos de la arquitectura, esto no significa que no siga habiendo indicadores a lo largo del camino. Algo tiene que ayudarnos a distinguir el bien del mal. Algunos de esos indicadores son puramente estéticos: buena parte de las proporciones, por jemplo, se basan en la pureza de la llamada "sección áurea", ese rectángulo de aproximadamente 3x5 cuya relación entre altura y anchura resulta bastante agradable para la vista: ni demasiado cuadrada ni demasiado alargada. Podemos analizar hasta la saciedad esta y otras combinaciones que hacen que los edificios resulten agradables como objetos [...], pero tales análisis no nos llevarán muy lejos. En última instancia, la arquitectura - aunque puede alcanzar elevadas cimas estéticas - adquiere significado gracias al equilibrio entre las preocupaciones estéticas y las demás; debe entenderse como un conjunto de condiciones complejo y a menudo contradictorio en el que el arte trata de lograr cierta distensión con las realidades del mundo. La arquitectura siempre es una respuesta a unas limitaciones: los condicionantes físicos y financieros, o las exigencias de la función. Si se ve puramente como un arte o puramente como una actividad práctica, nunca se comprenderá realmente.

[...] El único modo de aprender es mirar, volver a mirar, y luego mirar un poco más. Aunque esto no garantiza que nos convirtamos en entendidos en arte - al igual que probar muchos vinos no convierte a nadie en un experto catador -, se trata del único comienzo posible y, en última instancia, de la parte más urgente de ese largo proceso de aprendizaje. [...]

Todo provoca cierta sensación; no solo las obras maestras, sino todo lo que existe en el entorno construido. El propósito de este libro es plantearse qué nos hacen sentir las cosas cuando las tenemos delante, cómo nos afecta la arquitectura tanto emocional como intelectualmente. Este libro no es una obra de historia de la arquitectura, ni una guía de los estilos, ni un diccionario de arquitectura, si bien contiene elementos de esas tres cosas. Su mensaje más importante - espero - es animar a los lectores a mirar y a aprender poco a poco cómo confiar en su propio ojo. Miremos en busca de lo esencial, no del detalle estilístico superficial. Pensemos en las intenciones, pero no seamos demasiado indulgentes en su favor, pues han sido el origen de más arquitectura mala que buena. Al igual que en el arte, las intenciones son necesarias, pero son un comienzo, no un fin en sí mismas. Cómo se convierten las buenas intenciones en ideas serias que, as su vez, inspiran la creación de formas construidas que son capaces de agradarnos o, mejor aún, de conmovernos: este es el tema del resto de este libro."

Goldberger, P. (2012) Por qué importa la arquitectura. Madrid: Ivory Press. pp 27-30


www.amazon.com
"Paul Goldberger, an quien el Huffington Post ha llamado 'la figura principal de la crítica arquitectónica', es en la actualidad editor colaborador de Vanity Fair. Entre 1997 y 2011 fue el Crítico de Arquitectura del New Yorker, donde escribió la celebrada columna 'Sky Line' en la revista [...] Comenzó su carrera en The New York Times, donde en 1984 su crítica arquitectónica ganó el premio Pulitzer a Distinguished Criticism, el mayor galardón en periodismo."  (www.paulgoldberger.com/biography).

La cita presentada es la introducción a su libro Why Architecture Matters. El mensaje explica de modo indirecto la postura del autor sobre la crítica arquitectónica y la importancia que le da a la misma.
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