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miércoles, 27 de marzo de 2019

Villaggio Olimpico (Cafiero, Libera, Luccichenti, Monaco, Moretti) - Parte 3

Ir a Parte 2

“La peculiaridad del proyecto del Villaggio Olimpico es, sin embargo, relativa a su uso particular, es decir, a la necesidad de albergar 84 delegaciones deportivas provenientes de todo el mundo, compuestas de atletas, enviados institucionales y periodistas. Por lo tanto, el diseño de las instalaciones debió traducir este escenario multiforme teniendo en cuenta las prescripciones del Comité Olímpico Internacional. Estas reglamentaban tanto el comportamiento de los deportistas en el villaggio como las modalidades de alojamiento, asignando los departamentos según “grupos de delegaciones étnicamente afines”[1] e , igualmente importante, respetando los equilibrios geopolíticos que existían en esa época entre las naciones participantes.

No menos importantes las exigencias expresas por la comisión política italiana, bien sintetizadas por el entonces Ministro del LLPP Giuseppe Togni, autentico deus ex machina del la operación Villaggio Olimpico: la intervención debería ser una tarjeta de visita creíble de Italia al mundo, que testimonie el bienestar logrado y la modernización conquistada. En definitiva, el Villaggio debería restituir una imago mundi creíble de la época y, al mismo tiempo, aparecer como la demostración tangible de la reciente internacionalidad de Italia, siendo conscientes que, como señalaban las líneas guías sobre la Organización y el Funcionamiento del Villaggio Olimpico, realizadas por CONI, “el éxito más o menos feliz de la empresa habría conllevado el prestigio del País”[2].

Terreno, antes de la intervención

Planimetría de los proyectos

El evento del barrio parece, entonces, partir de condiciones preliminares que, comportan, además, la producción por parte de los proyectistas de una serie de variantes en obra. Todo esto teniendo en cuenta el destino final del uso del Villaggio, es decir, de la función de barrio residencial para empleados. Como se señaló, la realización de la intervención fue confiada al INCIS que, después de los Juegos, asumiría la gestión del complejo, transformándolo en un asentamiento permanente para cerca de 6500 habitantes.” (p. 145)

“La subdivisión del área del proyecto en seis cuadrantes autónomos – teniendo en cuenta el futuro viaducto – hace que las residencias estén compuestas según “unidades de habitación” oportunamente aisladas por trazados varios principales y distintos por tipo, altura, y densidad de habitación. Esto responde a la voluntad de obtener una estructura urbana constituida de núcleos edilicios diferenciados, en grado de garantizar aquella variedad formal y autonomía funcional pedida por las delegaciones participantes. El sistema compositivo a la base de la definición de estas unidades de habitación independientes corresponde al método de Libera de “tramas residenciales espaciales”: construcciones desligadas del diseño de calles, resultado de la acumulación de alojamientos simples, combinados según mallas geométricas, aislados del verde y ligados entre sí a través de recorridos peatonales que no coinciden con la trama edilicia y viaria.

A este elemento formal del Villaggio se combina el carácter radical del verde y su diseño innovador respecto a la disposición de las residencias. En tal propósito es ejemplar la invención, probablemente de Libera, del tipo en línea agregado a cruz. La adopción de este tipo de edificio, fácilmente reconciliable con la lotización preexistente y programáticamente privado de áreas libres, manifiesta la idea de verde de Libera para el Villaggio: un ámbito intermedio entre la escalera de la célula de habitación y el lote, al servicio directo de la residencia, donde dedicarse, al aire libre, al ejercicio físico y al tiempo libre. A esto se añade la adopción, para toda la arquitectura del Villaggio, de un nivel de pilotis que eleva la cota residencial 3.30 m e que, en efecto, establece la continuidad y, por lo tanto, la extensión del uso de estos espacios para todos los residentes del barrio. El añadido particular en cruz garantiza, de todos modos, un diseño y una medida al verde, gracias a la alternación modulada de espacios aporticados y abiertos.” (p. 146)

Sala de descanso para los atletas, hoy un supermercado

Estado actual

Vistas de las propuestas arquitectónicas y paisajísticas

 “La historia del barrio olímpico en el decenio sucesivo a la construcción se caracteriza sobre todo por la lenta aparición de los problemas que aun hoy influencias negativamente la vida de los residentes. El Villaggio, ocupado por los primeros asignatarios en el otoño de 1960, presentaba como el elemento más criticado la no resuelta cuestión de la responsabilidad del mantenimiento de los jardines, originalmente disputada entre el Comune y el INCIS. El resultado de esto, más allá de la lenta e inexorable degradación de las áreas destinadas como prados, fue el crecimiento descontrolado de la vegetación (…).

Hipótesis relativas a un uso alternativo de las áreas verdes, con un mayor carácter público, se llevaron a cabo a través de intervenciones promovidas por el Ufficio giardini del Comune di Roma, culminadas en 1967 con la instalación de una serie de equipamientos para el juego y el tiempo libre, sobre un proyecto de Maria Vittoria Calzolari. Estas instalaciones, localizadas principalmente bajo y a los lados del viaducto, tuvieron una vida breve y hoy han desaparecido casi completamente (…). No exento de crítica ha estado el uso de los departamentos por parte de los residentes. La elección de dar a los edificios amplias superficies vidriadas – lógicamente ligada a la considerable relación entre el número de camas y superficies totales de los alojamientos, sino que además por la necesidad de permitir una ventilación ideal en la residencias durante las semanas de verano de los Juegos – ha provocado con los años intervenciones espontaneas de cerramientos, especialmente en las líneas de los lotes 2, 4 y en las cruces.  Al mismo tiempo, una buena parte de las galerías de las líneas han sido cerradas con muros, para ganar una mayor superficie interna, con el fin de realizar reposteros o aperturas técnicas para calefacciones o aires acondicionados.

Niños jugando en el parque construido
bajo el viaducto de Corso Francia (1967),
hoy desaparecido.

Viaducto de Corso Francia, hoy.

(…) El paso en 1973 de la gestione INCIS a IACP ha hecho extrema la problemática suscitada, generando como respuesta en los residentes un proceso de renuncia a los alojamientos y el nacimiento de condominios que termina en una gestión autónoma de los espacios comunes. A partir de los años 90, la construcción primero del Auditorium y luego del MAXXI ha consolidado el área flaminia como punto de referencia para el tiempo libre, la música y el arte contemporánea en Roma. Esto ha contribuido a los procesos, aun en curso, de valorización inmobiliaria y de mutación del uso residencial, caracterizado ya no solo por los herederos de los primeros receptores INCIS, sino también de núcleos familiares mínimos compuestos de profesionales independientes, jóvenes parejas y estudiantes.” (pp. 149-150)


Fuente:

Cianfarani, Francesco (2017) L’architettura del Villaggio Olimpico tra forma della casa e forma dell’evento.  En: De Matteis, Federico; Reale, Luca. Quattro quartieri. Spazio urbano e spazio umano  nella trasformazione dell’abitare pubblico a Roma. Roma: Quodlibet. Diap Print.

Todas las imágenes históricas son de la misma fuente.



[1] Comitato otganizzatore della XVII Olimpiade di Roma, Giocchi della XVII Olimpiade: Roma 1960. Rapporto Ufficiale del Comitato Organizzatore, Comitato Organizzatore dei Giochi, Roma 1962, vol. 1, p. 237.
[2] “… la riuscita più o meno felice dell’impresa avrebbe impegnato il prestigio del Paese”. S. Ascenzi, G. Fabre (a cura di), Organizzazione e funzionamento del Villaggio Olimpico. Relazione Finale, Roma 1961, p. 1.

jueves, 21 de marzo de 2019

Villaggio Olimpico (Cafiero, Libera, Luccichenti, Monaco, Moretti) - Parte 2

Ir a la Parte 1

“El área comprendida entre las pendientes de villa Glori, la via Flaminia y la actual via Pilsudski ha estado tradicionalmente ocupada por equipamiento deportivo. En los primeros años del siglo XX se construyó, sobre la Piazza d’Armi, el Campo Parioli para las carreras de caballos, en 1911 se inauguró el Stadio Nazionale, en 1925 el hipódromo de villa Glori. Sucesivamente se realizaron los campos de Teni Parioli y el canódromo della Rondinella. Antes incluso se encontraban el campo de futbol de la Romulea y las instalaciones de la Società podistica Lazio. 

Barracas pre-existentes

El Plan regulador de 1931 destinaba la zona a ser un parque público, pero con el Plan detallado n. 119, esta destinación fue cambiada. En toda el área se previó la construcción de un barrio de edificios. Para la sistematización planovolumétrica definitiva y para el diseño de un nuevo eje de recorrido veliz que uniese, a través del inutilizado puente Flaminio, la Cassia y la Flaminia con viale Tiziano y viale Parioli, se publicó un concurso del que resultó vencedor el proyecto de Claudio Longo. En los mismo años, sin embargo, el área del Campo Parioli, caída en desuso des hacía buen tiempo, había sido ocupada por un conglomerado de barracas que se fue extendiendo progresivamente hasta ocupar, hacia el fin de los años cincuenta, incluso el hipódromo de villa Glori cuando este fuera desmantelado para la construcción de las nuevas instalaciones de Tor di Valle.

En ocasión de las Olimpiadas, la zona fue escogida para construir en ella una serie importante de instalaciones deportivas y de servicio: el Villaggio Olimpico, el edificio de las federaciones deportivas, el estadio Flaminio, el Palazzetto dello Sport. Con este objetivo, en 1959, fue aprobado un nuevo Plan detallado con las nuevas previsiones. La realización del Villaggio Olimpico se encargó al INCIS, el Istituto per le Case degli Impiegati dello Stato, que, después de los Juegos, habría previsto transformarlo en un barrio residencial para 6500 habitantes. Del proyecto se encargaron Cafiero, Libera, Moretti, Monaco y Luccichenti.

A la base del equipamiento del barrio está la voluntad de respetar al máximo el ambiente natural, incluso de transformar el verde en el elemento más importante del proyecto urbanístico. No solo los edificios (que no superan los 5 pisos de altura) están dispuestos en manera tal de dejar libre la visual tanto hacia la colina de villa Glori como hacia las costas del Tevere, sino que los prados, los árboles, los arbustos son el verdadero tejido conector entre las casas. De las 35 hectáreas de superficie total, en efecto, 16 están dedicadas el verde, 12 destinadas a calles y servicios, y solo 7 están ocupadas por los edificios. La densidad supera por poco los 150 habitantes por hectárea. Esta decisión subrayada del hecho que todos los edificios están elevados sobre pilotis de modo que ofrecen una continuidad visual al nivel del terreno. En este sentido también se entiende la elevación del trazado de corso Francia, que originalmente se proyectó elevado y, por lo tanto, dividía en dos parte distintas el barrio.




Las casas son de 10 tipos diversos, reducibles a 5 esquemas fundamentales. Los edificios A son cases en línea de 3 y 4 pisos; los edificios B, casas en línea de 5 pisos con alojamientos pequeños y un patiecito central; los edificios C, casas en línea de 4 pisos dispuestos para formar un patio cuadrado; los edificios D tienen 2 pisos de alto, una planta en cruz con escalera central y cuatro alojamientos por piso; los edificios E tienen la planta cuadrada, 4 alojamientos por piso y 2 pisos de alto. Las diversas soluciones arquitectónicas están fuertemente unificadas por la elección de algunos elementos comunes: además de los pilotis, las impostas en cemento, las ventanas horizontales barnizadas de blanco y la cortina de revestimiento de color amarillo dorado. El Villaggio Olimpico e sin duda uno de los mejores barrios de iniciativa pública realizados en Roma, ciertamente el primero en el que se aplicó con coherencia los principios urbanos del Movimiento Moderno. Los años parecen confirmar las bondades de dicha elección.”



Fuente:

Piero Ostilio Rossi (1984) Roma, Guida all’architettura moderna, 1909-1990. Laterza: Roma-Bari. pp. 208-2011.

Parte 3

lunes, 18 de marzo de 2019

Villaggio Olimpico (Cafiero, Libera, Luccichenti, Monaco, Moretti) - Parte 1

Villaggio Olimpico es un barrio en la zona norte de Roma, cerca a Ponte Milvio, al lado de via Flaminia. Hacia el sur limita con el Auditorium de Renzo Piano, y está a pocos pasos del MAXXI de Zaha Hadid. 



Hasta hace poco, no recuerdo haberlo escuchado, pero actualmente me hospedo aquí. Es un barrio muy distinto al resto de Roma. En primer lugar, los edificios (bajos, para los estándares de la ciudad) se encuentran casi completamente elevados sobre pilotis, exceptuando los ingresos y algunos negocios en la zona central. En segundo lugar, creo es una zona donde casi no hay negocios de tabaco (tabaccaio) o puestos de periódicos (edicola), dos constantes de todos los barrios Romanos.

Finalmente, y exceptuando algunas horas del día, el Villaggio Olimpico parece desierto.

Su historia, que inicia en las últimas décadas de 1950, como una de las muchas obras para las olimpiadas de 1960, es bastante interesante. De cara a proyectos poco afortunados en Lima, concebidos para eventos deportivos similares, no está de más analizar un poco este ejemplo.







Parte 2

jueves, 28 de febrero de 2019

Popular/Commercial Architecture (A. Gowans)

Popular/Commercial Architecture: The Continuing Art of Architecture as Visual Metaphors of Persuasion/Conviction

"In popular/commercial building, traditional concepts of architecture as the art of creating visual metaphors of convictions survive, in contrast to the avant-garde Establishment view of architecture as an expression of Master Builders creating visual and emotional experiences for spectators.

(...) Great Architecture is what Great Architects say it is. How can we know a Great Architect? By the Great Architecture he designs. At least, that's the implications of an article by Phillip Johnson in "The Inland Architect" a few years ago where he listed the best buildings of the last decade as those "which gave me the greatest thrill when I entered them." (...) 

Great Architecture historically was not erected to provide aesthetic experiences for the visitors; rather, visitors' aesthetic experiences were contrived so that convictions embodied in the architecture might be more compelling.

According to orthodox architectural-historical theory, that concept of architecture as meaningful visual metaphor began disappearing in the 18th century and by now is totally gone. Its last exponent is supposed to have been Frank Lloyd Wright. He, according to Norris Smith, conceived of factories (for example) like the Larkin or Buffalo or the Johnson Wax in Racine, as sacred centers of communal life analogous to Greek temples or Gothic cathedrals in their time and place; he understood how to make houses metaphors of the family. Mais après lui, le déluge. That kind of architectural thinking is no more. Kaput. Fini."

Johnson Wax, Frank Lloyd Wright
Racine, Wisconsin (dezeen)

But - striking contrast! - what architectural landscape doesn't still have dozens of examples to show, of buildings conceived as metaphors of value, and decked out in eclectic style correspondingly. (...) popular/commercial builders all over the world have gone on perpetuating a kind of architecture which is supposed to have died long ago.

(...) However impoverished or banal popular/commercial architecture may aesthetically be, it remains conceived on traditional principles of High Architecture as an art of persuasion/conviction: full significance deriving from a body of ideas outside itself, style deliberately used to assert ideology.

The ideology being asserted in this case is, of course, a traditional one - the concept of a nuclear family in free possession of its own domain, the principle of free enterprise, the prizing of liberty above equality."

Gowans, A. (1981) Learning to See. Historical Perspective on Modern Popular/Commercial Arts. Ohio: Bowling Green. pp. 395-402

martes, 9 de octubre de 2018

10 razones para enamorarse de Roma (una y otra vez)

Ministero della Pubblica Istruzione
1. La luz. Visto en restrospectiva, creo que la mayoría de mis momentos de disfrute han tenido que ver con la luz. Pioggia e schiarite, el amanecer, el tramonto, el sol golpeando la parte alta de los edificios, las nubes coloreadas. Se me ocurre que es la luz la principal razón que, desde siempre atrajo e inspiró a artistas y arquitectos. Es un privilegio elaborar bajo la luz romana.

2. El transporte público. Lo sé. Actualmente los romanos no tienen muchas cosas positivas que decir de su transporte público. Y si uno ha tenido que esperar 45 minutos por un tranvía bajo el sol, lo entiende. Alguna vez yo escribí pestes sobre el tema. Pero para quien viene de la ciudad combi, poder sentarse cómodamente por media hora a leer, o ver el paisaje, o simplemente cabecear, el poderse transportar como en Roma es un lujo. De hecho, escribo esto mientras voy en tranvía por la línea 8, con una vista privilegiada de la Isola Tiberina.

3. La comida. Pasta Barilla con pesto genovese por 3 euros. 2 más si le agregamos un buen trozo de parmesano de verdad. No tengo nada más que decir.

4. La amabilidad inesperada. Será que estoy poniéndome vieja, será que ya me acostumbré, pero de pronto resulta que los romanos son amables, a su modo. Y ese modo es extraño, inesperado, ruidoso y, creo, de fuera se ve un poco agresivo. De todos modos, que la cuenta de la librería sea rebajada de 90 a 65 euros por pura amabilidad es notable. 

5. Las hojas de los árboles (y su olor) en otoño. Para quienes venimos de un mundo de dos estaciones (y una sutilísima primavera de una semana de duración), el otoño es un espectáculo. Las hojas crujientes en la vereda, el color entre verde y rojo, pasando por el dorado, el olor... el otoño es mi estación favorita y Roma sabe cómo hacerlo glorioso.

6. El tropezarse con edificios salidos de la clase de historia. Esta es la típica razón de los turistas aficionados a Roma, que van a propósito a ver los lugares más importantes. Pero el pasar casualmente al lado del coliseo cuando se toma el tranvía 3 es una sensación completamente distinta. No sé si los romanos se llegan a anestesiar y pierden la capacidad de asombrarse. Me costaría trabajo creer que es así.

7. El grito de "arrivedercigraziebuonagriornata" después del primer café en el bar. Ese café casi sólido, que se toma de un trago en la barra y resucita muertos. Y ese grito, porque si no es grito no tiene sentido, que es respondido del mismo modo. Educación matutina alla romana.

8. El lungotevere. Las hojas de los árboles casi tocando el río, el túnel sobre la vereda, el paisaje acompañando al agua, acompañando a la ciudad, acompañando al peatón. El lungotevere es divertido en carro, mágico a pie, intenso en bicicleta. Vale la pena caminar uno que otro kilómetro adicional si es que el camino que se toma es el del lungotevere.

9. Escuchar más de 5 idiomas en un mismo día... o en un mismo viaje en bus. Todos los caminos conducen a Roma: un ama de casa rusa hablando por teléfono, un par de monjas filipinas casi susurrando, dos niños discutiendo futbol en árabe, un turista francés que se equivocó de camino y el conductor romano que grita al colega algo que no entiende ni su madre. Eso, para empezar.

10. Los carteles antiguos de las tiendas. Esos que parecen salidos de una película de Fellini, con letras mayúsculas, nombres de mafioso y mala iluminación. Son parte del paisaje urbano de Roma y me alegro que la necesidad constante de renovar que muchas marcas del mundo parecen tener, haya evadido esta ciudad casi por completo. Si no, Castroni no sería Castroni.
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