"En 1995, en el registro de entrada de un edificio, el entonces director del Media Lab de MIT avaluó su computador personal en dos millones de dólares; la recepcionista le rechazó el valor, anotó dos mil, y lo dejó pasar. El computador, como aparato manufacturado y mercantilizado que entonces usaba Nicholas Negroponte tenía seguramente un precio menor, pero para él la información allí almacenada era invaluable en el sentido más literal. ¿Cuál es el valor que le hemos asignado a lo virtual? ¿Existe hoy una nueva escala para medir el mundo digital cuyo elemento más pequeño y esencial no es el átomo, como en el caso del computador hecho de plástico, sino el bit? Algo que no tiene peso, color, ni forma y que no estamos muy seguros en el lugar en el que se encuentra.
Si toda la información que hay en red son bits ¿cuánto valen los bits? ¿El valor lo tienen los bits o las redes que los conectan? En la nueva galaxia Internet hay una inmaterialización de los bienes y un desvanecimiento del cuerpo humano (Dery, 1998). La información es ahora un compendio de bits y las personas somos puertos de llegada y salida. ¿Cómo medir entonces al periodismo? ¿Cómo analizar los medios digitales encargados de transmitir información?
El lugar cultural y social de los medios digitales
Un video de 3:58 minutos sobre un perro disfrazado de araña gigante que va por la calle asustando a transeúntes tiene 63 millones de visitas en YouTube - más del total de la población colombiana - y uno sobre cómo hacer el nudo de la corbata tiene más de 20 millones. Estamos ante una explosión de contenidos y de plataformas que ocupan un lugar determinante en nuestras vidas en la medida en que nos permiten ser ociosos, voyeristas y leves, actitudes que el mundo real condena.
Yo paso al menos ocho horas diarias frente a un computador haciendo click de un la do a otro, de bit en bit. Empiezo en el perro araña y termino en la página de la farmacia de mi barrio, o al revés, no importa. Al estar en la red, hago parte del ecosistema, consumo y produzco información cada segundo. Cada vez que escribo una palabra en la barra de Google, alimento al monstruo. Cada click es abono.
Decir que en Internet hay redes sociales es una redundancia. Internet es en sí misma una red social en la que todo es un nodo, del que salen otros nodos. Una imagen gráfica de Internet podría ser la de una molécula de ADN que va formando una cadena torcida e infinita de elementos. O mejor, podría ser la imagen del "ciber-leviatán" que acuñó el gurú del periodismo digital, Jean Francois Fogel en el 2007 cuando dijo que Internet era como aquel monstruio antiguo al que Thomas Hobbes le otorgó soberanía: un gigante hecho de muchas cabezas humanas unidas, en este caso, conectadas a un dispositivo.
Bajo este esquema, los medios digitales serían grandes nodos o grandes cabezas de las que se desprenden múltiples redes. Sin embargo, en Colombia los medios digitales son como un punto perdido y aislado de la cadena. La mayoría de los medios publican en la red la misma información que imprimen cada día y las agendas siguen siendo igual de excluyentes que hace veinte años. No hay hipertextos, no hay interactividad, tampoco exploración narrativa ni diversidad de contenidos. Su lugar de grandes transmisores de información, de nodos de los que salen mucho más nodos, lo están ocupando hoy plataformas como YouTube, Facebook, Instagram y Twitter, convertidas en los más grandes medios de información, de contenido minuto a minuto, con corresponsales en todo el mundo.
Más de veinte años de existencia de los medios digitales han demostrado que su papel de meros transmisores de información se desvaneció y hay miles de bits que viajan por las redes, contando el otro "país" que desde siempre pasó desapercibido de las agendas de los medios análogos. Interne thace posible omitir a los medios y ser consumidor directo de la fuente, al mismo tiempo que productor de primera mano. Incluso algunos periodistas también han aprovechado las redes para convertirse en su propio medio y junto con los youtubers y los twitteros hacen hoy parte del jet set digital.
Lugar comunicativo
[...] [Con respecto al caso de Colombia] Los nuevos medios digitales no han logrado convertirse en laboratorios de contar buenas historias usando las nuevas herramientas tecnológicas y, en cambio, reproducen los errores de los medios tradicionales: agenda excluyente, poca rigurosidad y reverencia al poder. En adición o en consecuencia, la audiencia sigue concentrada en los mismos de siempre y salvo LaSillaVacia.com, su prestigio entre el gremio y los lectores es muy bajo. En pocas palabras, hay muchos más medios, plataformas y aplicaciones pero no hay información que valga la pena. El optimismo tecnológico lo tienen los ciudadanos que se informan cada día vía web mientras que entre los periodistas se siente nostalgia por contar historias a la vieja usanza y un profundo pesimismo frente a su trabajo y lo que les pagan por hacerlo.
El ritual Internet
[...] Con los años, la pantalla [del computador] se convirtió en muchas pantallas y salió de la casa como tableta, se metió en los bolsillos en forma de teléfono y ahora está amarrada en los brazos en forma de reloj inteligente. Cada vez más personalizada e individual. Frente a esto, el cuerpo humano sufrió un proceso contradictorio de desvanecimiento y protagonismo. Por un lado, desapareció a causa de la identidad virtual y, por otro, apareció como nunca antes como objeto de estudio. El nuevo reloj de Apple registra los kilómetros y las calorías gastadas por su portador, capta el ritmo cardíaco y lo guarda como una pista de audio que puede ser enviada por mensaje de texto [...]. Con el boom de les tabletas y las aplicaciones, hace varios años existen programas especiales para registrar el nivel de azúcar de los diabéticos, la talle y el peso de los bebés, llevar el control de vacunas, las fechas del período menstrual o de las pastillas anticonceptivas. La información salió de manos de los periodistas y los fatos corporales de las carpetas de los médicos.
Todo se trata de experiencias y, en este sentido, los medios digitales tienen un desafío enorme: ¿cómo hacer de la información algo activo, didáctico? Hasta el momento la solución parece estar en el campo de los video-juegos y de más en más los medios intentan convertir la información digital en algo lúdico. La tendencia en el mundo se llama gamification o newsgames [...].
Los cuatro elementos
Hace más o menos diez años que los medios digitales existen en Colombia y en todo este tiempo nos hemos preguntado lo mismo: ¿cuáles son las unidades básicas que un medio digital debería tener? [...].
A continuación presento cinco conclusiones, muy mías, sobre lo que hay que tener en cuenta para hacer crítica de los medios digitales informativos:
1. Hipertexto
Parece una obviedad decir que el lenguaje de Internet es el hipertexto. Sin embargo, la mayoría de medios colombianos siguen escribiendo de forma lineal, y no por nodos; y en su actitud de competencia y egolatría, son incapaces de enlazar algo fuera de su mismo medio. A más enlaces, mayores posibilidades de recorrido. A más redes, más lectores. La lógica de Internet es la apertura y la reciprocidad. Entonces, un crítico debería preguntarse:
¿Tiene enlaces a su competencia?
¿Usa el hipertexto como una forma de presentar la información por capas?
¿Cuando se acaba la noticia o el reportaje, qué oportunidades ofrece para continuar leyendo?
2. Interactividad
Un medio digital interactivo no es un medio con muros de comentarios. Los muros son como las cartas del lector (¡a nadie le importan!) y salvo algunas excepciones, nada interesante pasa allí. La participación está relacionada con la experiencia y las herramientas que permiten que el usuario aporte contenido como fuente o como autor, que construya su propia historia a través de un juego, que existan múltiples posibilidades de recorrido-lectura y que la materia prima de las historias esté disponible (datos, informes, etc.). Entonces, un crítico debería preguntarse:
¿Además de opinar, qué otra cosa puedo hacer con la información?
¿Puedo ver el proceso de reportería y comprobar la información?
¿Cuando se acaba la noticia o el reportaje, qué oportunidades ofrece para continuar leyendo?
3. Redes sociales
En el mundo entero, las redes sociales se volvieron vitrinas de los medios y de los periodistas. De la sala de redacción saltaron a ser las estrellas de Twitter y los medios a tener miles de seguidores como si se tratara de una iglesia (The New York Times tiene 13 millones de seguidores en Twitter [...]). Por otro lado, las redes sociales inauguraron un nuevo lenguaje digital que sirve para hacer experimentos como las tuit-crónicas, tuit-debates o para hacer reportería. Entonces, un crítico debería preguntarse:
¿Actualiza sus redes a diario e interacciona con su audiencia?
¿Usa las redes para hacer reportería o sólo como central de autopromoción?
¿Hace experimentos con los géneros periodísticos?
4. Material de usuarios
Participar en los medios es tradición. Quienes llaman a la radio, al defensor del televidente, o mandan cartas al periódico de la zona lo llevan haciendo desde hace décadas. La novedad de los medios digitales consiste en que el ciudadano deje de estar al margen de la sala de redacción para convertirse potencialmente en un productor de historias que interviene la agenda de un medio y cuyos textos son sometidos al ojo de un editor. [...] Tres preguntas claves:
¿Incluye contenido producido por los usuarios distinto a opinión?
¿Tiene editor de historias de los usuarios?
¿Las historias de los usuarios tienen la misma visibilidad que las de sus periodistas?
¿Dónde ubica la información que produce su audiencia?
El futuro de los medios digitales
Según YouTube, cada minuto se suben a esa plataforma cien horas de video y cada mes se ven más de seis mil millones de horas de video que equivalen a que todas las personas del mundo dedicaran una hora al día a ver videos en YouTube. Frente a esa lógica de producción y reproducción de contenido, los medios digitales informativos se ven insignificantes. meros puertos o contenedores que albergan una mínima fracción de información.
Ante un mundo tan dinámico, hay una certeza: el éxito de los medios no es tener información ni producir noticias como antes. En Colombia estamos esperando que por fin lo entiendan y empiecen a explorar otras posibilidades para contar una buena historia."
Referencia: Dery, Mark (1998) Velocidad de escape. Madrid, Ediciones Siruela.
Martínez, Maria Paula (2016) "Internet y redes digitales. Bit-crítica: sobre cómo hacer crítica de medios digitales." En: Rincón, Omar (compilador) La crítica. Artes, medios y tendencias. Bogotá: Universidad de los Andes.