sábado, 25 de agosto de 2012

La significación de la arquitectura (A. De Botton)

weblogs.baltimoresun.com

“Una casa con terraza en un calle bordeada de árboles. Hace algunas horas, la casa resonaba con el sonido de gritos de niños y voces de adultos, pero desde que su última ocupante se fue (con su mochila) hace algunas horas, la casa ha sido dejada sola para disfrutar de la mañana. El sol se ha levantado sobre las tejas de los edificios al otro lado de la calle y ahora se versa sobre las ventanas del primer piso; pinta las paredes interiores amarillo y calienta la fachada de ladrillo rojo. Entre los rayos de luz del sol, motas de polvo se mueven obedeciendo los ritmos de un vals silencioso. Desde el corredor, puede detectarse el murmullo suave de tráfico acelerado a algunas cuadras de distancia. Ocasionalmente, el buzón se abre con un chirrido, para admitir alguna propaganda.

La casa da señales de disfrutar el vacío. Se está reacomodando luego de la noche, limpiando sus cañerías y haciendo crujir sus juntas. Esta criatura digna y experimentada, con sus venas de cobre y pies de madera enterrados en una cama de arcilla, ha soportado mucho: pelotas han rebotado contra los jardines de sus costados, se han dado portazos de rabia y gente ha intentado pararse de cabeza en sus corredores, se puede distinguir el peso y las señales de equipos eléctricos y los intentos de gasfiteros sin experiencia en su interior. Una familia de cuatro se alberga en ella, junto con una colonia de hormigas alrededor de sus cimientos y, durante la primavera, grupos de petirrojos en la chimenea. También presta el hombro a una frágil enredadera que se apoya contra la pared del jardín, y permite que un grupo de abejas le haga la corte.

La casa ha crecido para ser un testigo sabio. Ha sido compañera de seducciones tempranas, ha visto cómo se hacía la tarea, ha observado bebés envueltos traídos por primera vez desde el hospital, ha sido sorprendida en medio de la noche por conversaciones susurradas en la cocina. Ha experimentado noches de invierno, cuando sus ventanas eran tan frías como bolsas de alverjitas congeladas, y atardeceres de verano, cuando sus muros de ladrillo albergaban el calor del pan recién horneado.

No sólo ha sido un santuario físico, sino también psicológico. Ha sido una guardiana de la identidad. A través de los años, sus dueños han regresado a ella luego de estar períodos lejos y, al mirar alrededor, se han acordado de quiénes eran. Las losas en el primer piso hablan de serenidad y un envejecimiento con gracia, mientras que la regularidad de los armarios en la cocina ofrece un modelo de orden y disciplina que no intimida. La tabla del comedor, con su mantel estampado de flores, sugiere una explosión juguetona que se alivia por un serio muro de concreto cercano. A lo largo de las escaleras, pequeñas naturalezas muertas de huevos y limones llaman la atención sobre la riqueza y belleza de las cosas cotidianas. En una repisa bajo una ventana, una jarra con flores ayuda a resistir la atracción hacia el rechazo. En el piso superior, una habitación estrecha y vacía da espacio para que se incuben pensamientos restauradores, su luz cenital se abre a nubes impacientes que migran rápidamente sobre los techos y las puntas de las chimeneas.

A pesar de que a esta no dé soluciones a muchísimos de los problemas de sus ocupantes, sus habitaciones dan evidencia de una felicidad a la que la arquitectura ha hecho su contribución distintiva.”

Botton, Alain de (2006) The Architecture of Happiness. New York: Pantheon. pp 10-11.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Work Song / Canción de trabajo

Frank Lloyd Wright, Oak Park Studio
"I'll live
As I'll work
As I am!
No work in fashion for sham
Nor to favour forsworn
Wear mask, crest or thorn
My work as befitteth a man
My work
Work that befitteth the man.

I'll work
As I'll think
As I am!
No thought of fashion or sham
Nor for fortune the jade
Serve vile gods-of-trade
My thought as beseemeth a man
My thought
Thought that beseemeth the man.

I'll think
As I'll act
As I am!
No deed in fashion for sham
Nor for fame e'er man made
Sheath the naked white blade
My act as becometh a man
My act
Acts that becometh the man.

I'll act
As I'll die
As I am!
No slave of fashion or sham
Of my freedom proud
Hers to shrive, guard or shroud
My life as betideth the man
My life
Aye! Whatever betideth the man."

000

¡Voy a vivir!
Como voy a trabajar
¡Como soy!
No trabajo en moda o para pretender
Ni para favorecer al perjuro
Use máscara, escudo o espina
Mi trabajo como apropiado al hombre
Mi trabajo
Trabajo que es apropiado para el hombre

¡Voy a trabajar!
Como voy a pensar
¡Como soy!
Ningún pensamiento de moda o pretensión
Ni para la fortuna del jade
Servir a viles dioses del comercio
Mi pensamiento como digno al hombre
Mi pensamiento
Pensamiento que dignifica al hombre.

¡Voy a pensar!
Como voy a actuar
¡Como soy!
Ninguna obra en moda para aparentar
Ni para la fama que algún hombre hiciera
Desenvaina el arma blanca y desnuda
Mi acto como conviene al hombre
Mi acto
Acto que conviene al hombre.

¡Voy a actuar!
Como voy a morir
¡Como soy!
No un esclavo de la moda o de las apariencias
Orgulloso de mi libertad
Para redimirla, cuidarla o cubrirla
Mi vida como le ocurre al hombre
Mi vida
¡Sí! Lo que sea que le ocurra al hombre.

Wright, Frank Lloyd (1896) "Declaration of Independence. T-square and Triangle Verses." Oak Park Workshop. En: Conrads, Ulrich (1964 [1960]) Programs and manifestoes on 20th-century architecture. Cambridge: MIT Press.

lunes, 20 de agosto de 2012

Forma (II)

"Existen hasta seis determinantes de la forma arquitectónica, y a pesar de que su relativa importancia que varía según el problema individual, cada una es importante, cada una debe ser atendida:

La primera determinante es el ambiente del edificio, sus relaciones con otros edificios y con el terreno [...]. Un edificio verdaderamente exitoso debe relacionarse con sus vecinos en términos de escala, proporciones y el espacio creado entre los edificios. Lo más importante de todo, debe definir y hacer elocuente su rol dentro de todo el esquema de la ciudad. Edificios como las estructuras de gobierno, los edificios religiosos, los lugares dedicados al entretenimiento, las entradas de la ciudad, deben servir como puntos focales en nuestras ciudades y podrían, indudablemente, permitirse ciertos excesos, mientras que los edificios de comercio, las viviendas, los edificios financieros y los administrativos, no deberían dominar nuestro ambiente.

La segunda determinante de la forma es el aspecto funcional. No voy a discutir esto excepto para decir que la mayoría de nuestros edificios se ven como conjuntos de partes independientes, como poco cuidado por el todo, la idea expresada o la respuesta humana. Esto no quiere decir que uno no esté apasionadamente preocupado sobre cómo trabaja el edificio.

La tercera determinante de la forma es la región, el clima, el paisaje y las condiciones de luz particulares con las que uno está confrontado. Los grandes movimientos arquitectónicos del pasado han sido formulados con precisión en un área determinada, luego se han adaptado y difundido en otras regiones, adecuándose más o menos a la manera de vida particular de las nuevas áreas. [...] Hay varias condiciones que tienden a limitar la expresión regional. Primero, la industrialización; segundo, la facilidad para viajar y comunicarse; tercero, el alza de los costos de materiales tradicionales y mano de obra especializada; cuarto, la influencia de la prensa arquitectónica; quinto, el culto a lo popular y nuestro deseo de conformarnos; sexto, el movimiento de 'hágalo usted mismo' 'según las instrucciones de los fabricantes'; y séptimo, las cualidades abstractas inherentes en el nuevo concepto de espacio.

La cuarta determinante de la forma son los materiales particulares que uno usa. Cada material tiene su propio potencial y uno busca la más elocuente expresión posible. Estamos actualmente dentro de una etapa de exhibicionismo estructural, pero ésta va a pasar [...]

La quinta determinante de la forma son las demandas psicológicas peculiares del espacio. Estas necesidades son satisfechas, en primer lugar, a través de la manipulación del espacio y el uso de símbolos. [...] Debemos aprender nuevamente el significado de monumentalidad. Debemos aprender nuevamente cómo crear un lugar de culto e inspiración; cómo hacer espacios tranquilos, cerrados y aislados; espacios llenos de actividades bulliciosas, punzantes de vitalidad; espacios dignos, vastos, suntuosos, incluso que inspiren admiración; espacios misteriosos; espacios de transición que definen, separan, y, sin embargo, juntan espacios yuxtapuestos de carácter contrastante. Necesitamos secuencias de espacios que estimulen nuestra curiosidad, nos den una sensación de anticipación, nos guíen e impulsen a apresurarnos hacia adelante para encontrar ese espacio de liberación que domina, que promete un clímax y, por lo tanto, da una dirección.

La sexta determinante de la forma tiene que ver con el espíritu del tiempo. Esta es tal vez la más difícil de todas; aquí es cuando se hace un llamado al genio [...]. Necesitamos no avergonzarnos de nuestra propia pasión por ciertas formas hoy en día, aún si es que el lego no siempre comparta nuestro entusiasmo. Curiosamente, el lego usualmente reacciona favorablemente hacia aquello que es verdaderamente grandioso.

Ordos, Luca Selva Architects (www.archdaily.com)
Estas seis determinantes de la forma arquitectónica pueden llevar hacia una expresión arquitectónica más rica. Al mismo tiempo que uno clama por una mayor expresividad, uno debe también prestar atención a Rudolph Wittkower. Él dijo: 'Cuando los arquitectos han dependido de su sensibilidad e imaginación, la arquitectura siempre ha ido cuesta abajo'. Hay pocos genios y la mayoría de nosotros necesita guías y disciplina."

Rudolph, Paul (1956) "The Six Determinants of Architectural Form". En: Jencks, Charles; Kropf, Karl (2006) Theories and Manifestoes of Contemporary Architecture. London: Wiley Academy. pp 213-215.

domingo, 19 de agosto de 2012

¿Condiciones laborales?

En la época en la que yo estudiaba (que no es hace mucho, en realidad), no existía la Ley del Practicante. Además, la universidad exigía una cierta cantidad de horas de práctica pre-profesionales como requisito indispensable para poderse graduar. Esto no tiene nada de malo; es más, considero que es indispensable, dado que hay muchas cosas que uno aprende verdaderamente cuando las tiene que hacer.

El problema es que, sumadas las dos cosas, se dio pie a una dinámica laboral un poco complicada: los alumnos tenían la necesidad de trabajar + las empresas no estaban obligadas a pagar a sus practicantes.

Es así que un buen día, al inicio de las vacaciones, un estudiante podría recibir una llamada
"Hola, Fulano, hablas con el Arquitecto Tal."
Glup, pensaba el Fulano. Arquitecto Tal había sido el profesor de su último taller. Tal vez llamaba para decirle que en realidad se había equivocado y nunca había pasado el taller, o para humillar aún más su trabajo, o para...
"Mira, te llamaba para ofrecerte practicar en mi oficina durante tus vacaciones. Te hemos escogido porque nos gusta tu trabajo."
Así planteado, lo único que uno podría pensar es ¿Escogido? ¿a mí? ¡Qué honor!.
"Sabemos que necesitas horas de prácticas pre-profesionales para graduarte," continuaba el Arquitecto, "así es que te ofrecemos el puesto y a cambio te damos las horas. Lamentablemente por el momento no te podemos pagar."
Como quien dice "tómalo o déjalo". Era un discurso cuidadosamente armado: el susto, darte la impresión de ser una especie de elegido, y luego poner en claro que saben que necesitas esto.
"Sí, por supuesto, Arquitecto," responde el estudiante, "¿cuándo empiezo?"
Esto da pie a veranos largos y de muchos gastos: tienes que ir a la oficina y pagar ese transporte; sólo te dan una hora para comer, así es que también tienes que pagar tu comida en algún lugar cercano, porque es bastante probable que no te alcance el tiempo para ir a casa. Felizmente, no pedían que uno haga horas extras.

Para empeorar la situación, el trato personal no siempre era bueno. Uno era "el practicante" y, por lo tanto, a uno muchas veces lo tratan un poquito mejor que al felpudo de la puerta.

¿Por qué no nos íbamos? Porque necesitábamos las horas. Y porque nos moríamos de miedo que si el Arquitecto Tal se molestaba, luego iría a decirle a los demás profesores de la facultad qué malos profesionales éramos y nunca nadie nos querría de practicantes en sus oficinas.

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Años después, a penas salido de la universidad, el joven arquitecto Fulano recibe una llamada similar. El Arquitecto Tal desea felicitarlo por su graduación y proponerle una oferta de trabajo. Por primera vez en la vida el Fulano escucha hablar de "trabajo" y no de "prácticas". 

Se coordina una reunión, se conversa un poco y la actitud del Arquitecto Tal es la de un tío benévolo frente a su sobrino favorito. El Fulano, luego de escuchar que le van a pagar (¡sí, pagar, dinero, en efectivo!) por hora de trabajo, tiene que hacer un gran esfuerzo por no llorar de la emoción y acepta sin dudarlo.

Son algunos meses de trabajo, no especialmente estimulante. La remuneración tampoco es muy alta, pero al menos existe. Algunos días a Fulano lo tratan un poco mal, pero en general no está descontento. Y llega fin de año, la oficina convoca una cenita navideña y a vacacionar todos, nos vemos el próximo año.

Llega el primer día útil de enero y Fulano llama a la oficina a preguntar si ya se reanudarán las actividades. Le contesta la secretaria y le informa que no, que se ha decidido prolongar las vacaciones una semana más, porque la oficina "va lenta". A la siguiente semana Fulano se aparece a trabajar, muy puntual, el lunes a las 9 am.

Le abre la puerta el Arquitecto Tal y lo mira con cara de "¿Y tú qué haces aquí?". Luego le dice que ha habido un error, y que no le tocaba ir a trabajar todavía. 
"¿Y cuándo me toca venir, entonces?" pregunta Fulano con genuino interés, calculando que entre Navidad, año nuevo, y una quincena sin trabajar en enero, sus situación económica se está poniendo complicada.
El Arquitecto Tal lo hace pasar a su oficina y cierra la puerta. Luego, enredándose un poco en explicaciones, coge un plano y empieza a señalar errores en él. Fulano, bastante confundido y un poco indignado señala que ese plano no ha sido hecho por él, y que pertenece a un proyecto del que él no estaba a cargo. El socio sigue balbuceando y luego de dar muchas vueltas dice que varias de sus obras se han paralizado y que, lamentablemente, el estudio ya no puede continuar pagando el sueldo de Fulano.... 
"O sea que ya no vengo..." dice Fulano tratando de entender.
"Bueno... sí..." dice el socio, mirándolo con mueca incómoda.
Fulano sale de la oficina y no puede evitar mirar dentro de la sala de trabajo. Está llena de gente en las computadoras, en los planos, incluso haciendo maquetas. Los reconoce, porque algunos de ellos son de la facultad. Menores que él, estudiantes aún. Practicantes.

Mientras baja las escaleras y se va a su casa, Fulano no puede evitar sospechar que lo acaban de reemplazar por practicantes que, obviamente, no cobran.

Esta es una historia real y está inspirado en "Entrevista con los Vampiros", un artículo sobre entrevistas laborales muy recomendable. 

miércoles, 15 de agosto de 2012

Habitar vs. Modernidad (H. Heynen)

Roma, case popolari a Monteverde
"Habitar (dwelling) desaparece en la distancia... Las metáforas utilizadas para describir la experiencia de la modernidad muy frecuentemente se refieren al habitar como la "otra cara" de la modernidad, como aquello que, dentro de las condiciones modernas, se vuelve imposible. Diferentes aproximaciones - la existencialista con Heidegger, la ética con Adorno, y la sociológica con Berger, Berger y Kellner - todas concluyen que la modernidad y el habitar están diametralmente opuestos el uno con el otro. Bajo condiciones modernas, el mundo se ha vuelto imposible de vivir; la consciencia moderna es aquella de "la mente sin hogar" y los extranjeros y migrantes proveen un modelo para la experiencia de cada individuo en una sociedad moderna, móvil e inestable. Habitar está, en una primera instancia, asociado con tradición, seguridad y armonía, con una situación de vida que garantiza conectividad y riqueza de significados. Estas consideraciones están en la base de los dilemas con los que la arquitectura debe enfrentarse.

[...] Dos diferentes líneas de pensamiento, por ejemplo, han sido seguidas a partir de la interpretación de los textos de Martin Heidegger ["Bauen, Wohnen, Denken"]. EL concepto utópico y nostálgico de Christian Norberg-Schulz y la aproximación crítica y radical de Massimo Cacciari [...].

Norberg-Schulz toma como punto de partida la noción de Heidegger de cosa [...]. Él infiere que una cosa tiene que poseer tres cualidades: tiene que evocar una imagen, ser concreta y tener significado. A través de esta operación, él traduce las metáforas de Heidegger en una súplica por la arquitectura figurativa, una arquitectura en la que uno pueda reconocer estas tres cualidades. Argumenta que, desde un punto de vista Heideggereano, una persona "habita" (dwells) si experimenta su existencia como llena de significado. Esta experiencia de significado es hecha posible cuando el diseño arquitectónico de un lugar ofrece la oportunidad de orientación e identificación. Esto significa que el espacio construido debe estar organizado en modo tal que se creen lugares concretos, lugares caracterizados por un genius loci específico. La tarea de la arquitectura consiste en hacer visible este genius loci. Norberg-Schulz distingue cuatro tipos de habitar: habitar natural (la manera cómo el asentamiento se incrusta en el paisaje), habitar colectivo (incrustado en el espacio urbano), habitar público (como lo vemos en edificios públicos e instituciones), y finalmente habitar privado (vivir en una casa). Estas diferentes maneras de habitar están conectadas entre sí a través del juego de relaciones espaciales (centro, senda, dominio). [...] Es en este modo de habitar, concreto, ligado al lugar, que Norberg-Schulz ve al hombre regresando a su hogar: "Cuando el habitar se logra, nuestro deseo de pertenencia y participación está satisfecho" [The concept of dwelling, 1985].

Aquí, las categorías que dan significado al habitar se refieren a completud, pertenencia, enraizamiento, solidaridad orgánica entre el hombre y el lugar y entre el hombre y el hombre. Una arquitectura figurativa puede incorporar todo esto. Norberg-Schulz aparentemente está convencido que la falta de hogar (homelessness) de la que habla Heidegger es sólo de naturaleza temporal, y que la arquitectura funcionalista es parcialmente responsable. Si los arquitectos dieran la espalda a esta perniciosa abstracción, la posibilidad de auténtico habitar podría nuevamente ser realizada: "Una obra de arquitectura ayuda al hombre a vivir poéticamente. Uno habita poéticamente cuando es capaz de 'escuchar' lo que dicen las cosas, y cuando es capaz de poner en práctica lo que aprehende a través del lenguaje de la arquitectura [ibid]. Para Norberg-Schulz, entonces, la falta de hogar no es tanto una condición fundamental del hombre contemporáneo sino una pérdida incidental que puede ser reparada a través de un mejor entendimiento de la relación entre arquitectura y habitar.

Massimo Cacciari entiende el asunto de un modo totalmente diverso. Para él, es inconcebible que uno pueda ser capaz de poner en práctica "Construir, Habitar, Pensar" en un modo tan instrumental que se convierta en un nuevo lenguaje de la arquitectura. Mientras Norberg-Schulz piensa que el objetivo de Heidegger "no era el ofrecer una explicación, sino el ayudar al hombre a regresar a un auténtico habitar" [ibid], Cacciari argumenta que el ensayo "confirma la lógica inexistente del ciclo habitar-construir-habitar y, por lo tanto, desmantela a priori cualquier pretención que asuma que esa lógica es denotativa y llena de propósito. [...]

El argumento de Cacciari es como sigue: Como un resultado de la reducción de la relación entre el hombre y el mundo, como un resultado del olvido del ser, el habitar poético se ha vuelto imposible y, por lo tanto, la arquitectura poética se ha vuelto también imposible. El habitar real ya no existe, y la construcción auténtica también ha desaparecido. La única cosa que queda a la arquitectura es el revelar la imposibilidad del habitar poético a través de una arquitectura de signos vacíos. Sólo una arquitectura que refleje la imposibilidad del habitar puede reclamar alguna forma de autenticidad. La inutilidad sublime es lo máximo que la arquitectura puede obtener en estas circunstancias."

Heynen, Hilde (1999) Architecture and Modernity. A Critique. Cambridge: MIT Press. pp 17-18.

sábado, 11 de agosto de 2012

Diccionario de Teoría de la Arquitectura - Work in Progress

Aprovechando el esquema de "haz tu propia Wiki", propuesto por Wikispaces, una nueva aventura. O, mejor dicho, es el poner en orden una aventura que tiene ya varios años; un intento de ordenar ideas, propias y sobre todo ajenas, en un mismo lugar.

La Wiki teoría-arquitectura es una colección, por el momento bastante incompleta, de definiciones, términos, citas y opiniones con respecto a diversos aspectos de la Teoría de la Arquitectura. ¿El objetivo? Dar respuestas prácticas a algunas definiciones que pueden ser bastante complejas, por medio de citas.

Cualquier colaboración será muy apreciada.


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