martes, 15 de septiembre de 2009

CONEA 09 (IV) - Ideas sueltas

Ideas tomadas durante los 9 días del Taller Vivencial en El Brillante, colocadas de manera desordenada.


"La barriada es una manera de hacer ciudad […] primero se vive - de manera precaria - y luego se urbaniza."
Gustavo Riofrío (01/08/09, Cero San Cosme)

Por si quedaba alguna duda, la barriada no es el enemigo. Es la manera como los habitantes "ponen al día" a la ciudad en su crecimiento y organización, ahí donde las autoridades y la administración pública se tardan en llegar, o no llegan en absoluto. Es la solución inmediata, a veces improvisada, urgente, a problemas que suelen presentarse en mesas de debate sobre el urbanismo.

Es, por lo tanto, un mecanismo que debería ser evaluado en su manera espontánea de solucionar los problemas del día a día. La interacción de la ciudad "oficial" con la barriada es la tarea, no por medio de la erradicación de estos asentamientos humanos, ni buscando una política del laisser faire en la que los problemas de los habitantes son ignorados, tampoco por medio de la indulgente fascinación que nos produce ver las casas multicolor de Cerro San Cristóbal.

La tarea, tal vez, tenfa que ver con el diálogo de las barriadas con la polis.

"Miramos con cariño los primeros días con nuestras esteritas."
Vecino de 'El Brillante' (02/08/09)

La ciudad hecha por sus habitantes, la ciudad como un mecanismo vivo, llena de historias, leyendas, mitos, llena de vida.

No se trata, entonces, de trazar líneas y colorear manchas con plumones de colores en un plano escala 1:5000; tampoco se trata de recitar a Kevin Lynch o de proponer pomposamente "reformas urbanas". Se trata de meterse bajo la piel de la ciudad, del distrito, del barrio, y entender sus mecanismos más sutiles; se trata de no olvidar que estamos trabajando con el hábitat de individuos y grupos.

"Es importante la empatía con la persona con (no para) la que se va a trabajar."
Inés Claux (04/08/09)

Más allá de la intervención concreta, la experiencia del taller vivencial tiene que ver con un cambio de enfoque al interior de las aulas de arquitectura y de la práctica proyectual. Ya no podemos pensar (solamente) en cubos blancos ascépticos, en muros cortina y en volumetrías de geometrías imposibles; no si eso implica renunciar al 70% de nuestra ciudad y a sus realidades y particularidades.

Mientras, como arquitectos, sigamos refiriéndonos a los fenómenos emergentes, a las barriadas y a la arquitectura espontánea en términos de "ellos" y "nosotros", estas iniciativas quedarán en el ámbito de la "visita de campo": un evento aislado, que nos es externo, que no genera cambios.

¿Qué nos queda del taller vivencial del CONEA? Eso está por verse.

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