jueves, 28 de noviembre de 2019

Postmoderno - Editorial Limaq 5

“El conocimiento, entonces, es una cuestión de competencia que va más allá de la simple determinación y aplicación del criterio de la verdad, y se extiende a la determinación y aplicación de criterios de eficiencia (calificación técnica), de justicia y/o de felicidad (sabiduría ética), de la belleza de un sonido o color (sensibilidad auditiva o visual), etc.” (Lyotard, 1979, pág. 18)
“Bueno... que es como un escenario, ¿sabes? Puedes imaginarlo todo. Los romanos ('em Romans), entrando con sus caballos, sacando sus espadas y teniendo esas peleas. Sucedió en un sitio como este, ¿sabes? Y aquí me lo puedo imaginar muy bien. Es la atmósfera de esos lugares viejos, con historia. Me gusta.” (Vecina del Warehouse District en New Orleans, sobre la Piazza d’Italia de C. Moore).

La condición postmoderna, que se presenta a sí misma como respuesta necesaria a las soluciones insuficientes de las premisas de la modernidad, nos ofrece nuevos retos y claves de lectura de un modo poco articulado. Al alejarse de la dualidad, del gran discurso y de la figura heroica, el mundo desde una lectura posmoderna es plural. Se trata de un espacio de diálogo y encuentro, pero también, de incertidumbre y relatividad.

En la arquitectura, desde la segunda mitad de los años 60s, Robert Venturi y Aldo Rossi propondrían dos posturas teóricas que enfrentaban directamente a muchos de los entonces considerados paradigmas de la arquitectura moderna. Ambos, insatisfechos con los diseños genéricos planteados por el International Style, proponen perspectivas muy distintas para rescatar la historia, el símbolo y, finalmente, la identidad, dentro de la disciplina. 

Los resultados de estas premisas desarrollados durante los siguientes 30 años fueron bastante dispares y, en la actualidad, son motivo de interés casi burlón. Construcciones como la Piazza d’Italia en New Orleans (Charles Moore, 1978), la Biblioteca Harold Washington en Chicago (Hammond, Beeby y Babka, 1991), la Biblioteca Pública de Denver (Michael Graves, 1995) o el Quartier Schützenstrasse en Berlin (Aldo Rossi, 1994-97) entre muchas, muchas otros, cuestionan premisas ampliamente asumidas y heredadas de la modernidad, con propuestas coloridas, irreverentes y ambiguas, pero que consiguen el guiño cómplice con el usuario cotidiano que tanta falta hizo durante la primera mitad del siglo XX.

A la gente le gusta los colores, la familiaridad, lo uno y lo otro, las narrativas y los clichés. “[…] es, posiblemente, del paisaje cotidiano, vulgar y desdeñado, de donde podemos extraer el orden complejo y contradictorio que es válido y vital para nuestra arquitectura como un todo urbano.” (Venturi, 1977 [1966], pág. 104).  Es quizás por esto, que la clave de lectura posmoderna es una alternativa válida para entender la complejidad de nuestros entornos urbanos contemporáneos.

Lejos del simbolismo de los primeros años, en la actualidad el hablar de posmodernidad o, incluso, el cuestionar la pertinencia de hacerlo, nos da herramientas provocativas de lectura y análisis. En 1971, Denise Scott-Brown señalaba que “la urgencia de la situación social, la crítica social a las renovaciones urbanas y al arquitecto como el sirviente de un fragmento limitado y rico de la población […] ha sido tan importante como los artistas Pop en conducirnos hacia la ciudad Americana y sus constructores. ¿Si los arquitectos de estilo renombrado no están produciendo lo que la gente quiere o necesita, quiénes lo están haciendo y qué podemos aprender de ellos?” (Scott-Brown, 1971).

Esta llamada de atención, dejada de lado durante el boom de proyectos de archistars en los años 90 y la primera década de este siglo, cobra nuevamente vigencia en la actualidad. A pesar de la insistencia con la que las premisas de la modernidad siguen repitiéndose en las aulas y en la práctica, la realidad nos confirma lo inadecuadas que son para enfrentar los problemas arquitectónicos y urbanos que nos rodean.

El pensamiento plural, a pesar de un ambigüedad y falta de premisas sobre lo que es correcto y lo que no, nos permite una clave de lectura para entender nuestros entornos. Frente al discurso permisivo y, aparentemente, superficial de muchas perspectivas posmodernas, proponemos aquí una lectura rigurosa, comprometida, con múltiples enfoques, que entienda el hecho arquitectónico y urbano desde la complejidad y la contradicción, y desde su relación subjetiva y afectiva con individuos y grupos.

Este quinto número de la revista Limaq propone una clave de lectura, teórica y práctica, alejada del gran discurso y de la verdad absoluta, con el objetivo de echar luces sobre nuestro quehacer profesional y sobre las situaciones arquitectónicas y urbanas en las que nos encontramos inmersos.

Desde enfoques que toman como base la teoría, Maria Elia Gutiérrez Mozo nos ofrece una revisión de las condiciones del habitar contemporáneas, en las que el usuario se aleja de la realidad y de las circunstancias que lo rodean. El arquitecto tiene la tarea de promover encuentros reales entre personas y arquitectura, que le hagan frente a la difícil ubicuidad de los medios. Mariana Pittaluga se acerca a la práctica del diseño desde la perspectiva de los discursos postmodernos. Considerando al diseño como un producto de la modernidad, su texto centra la transición de la disciplina desde sus orígenes a la actualidad, a través de los ojos de los teóricos.

Reflexionando sobre la ciudad, Marissa Consiglieri argumenta que el enfoque postmoderno es una necesidad, más que una elección teórica, de cara a los problemas contemporáneos de nuestra arquitectura y nuestras ciudades. Paola Bonavitta reflexiona sobre la presencia humana en las ciudades y su participación o falta de la misma, en una condición efímera y regida por las normas de consumo. Sus cuestionamientos abordan la idea de pertenencia y de apropiación a través de lo imaginario.

Jorge Balerdi une la teoría y la práctica en su reflexión sobre la arquitectura de espacios dedicados a la gastronomía y el potencial de ésta para comunicarse con los consumidores y ser acompañante de los productos ofrecidos. Los locales referidos se vuelven así un vehículo de identidad urbano local. Ferrán Grau y Nuria Casais unen reflexiones teóricas de las principales voces de la postmodernidad para decodificar los aspectos simbólicos de elementos arquitectónicos genéricos, con el fin de cuestionar la vigencia del término en la actualidad.

Con énfasis en casos de estudio, Gonzalo Ríos realiza una lectura de la arquitectura popular contemporánea en el Perú, con una perspectiva lingüística que busca entender la producción constructiva desde la estética; lo construido puede interpretarse así como un medio de comunicación. Israel Romero Álamo analiza la arquitectura reciente en la costa norte del Perú, y concluye que se trata de una combinación de criterios formalistas postmodernos, con lógicas económicas y sociales modernas. Con la obra de Juvenal Baracco como protagonista, Octavio Montestruque evalúa las teorías postmodernas difundidas en el Perú con los resultados reales en un proyecto emblemático.

Los trabajos de estudiantes incluidos en el dossier corresponden al área de Historia y Teoría de la Arquitectura. La investigación realizada por Nova Vera y Claudia Zapata es un análisis comparativo del rol de los niños en procesos participativos, para el análisis, el diseño y la evaluación de proyectos urbanos a diferentes escalas. Amanda Mejía y Geraldine Ortega buscan entender el grafitti desde una postura crítica, como gesto de apropiación pero también de propaganda y gentrificación, a partir del caso del Centro Histórico del Callao. Finalmente, Ariana Langschwager realiza un ensayo sobre la multiculturalidad en la arquitectura limeña y la necesidad de aceptación y tolerancia.

Los temas presentados son variados, como lo son los enfoques y los autores a cuyas teorías se recurre. Lejos de dar respuestas o de señalar caminos correctos, se nos ofrece diversidad y caos aparente. Esta, posiblemente, es la característica más compleja de la postmodernidad: enfrentarnos a una pluralidad de ideas cambiantes y forzar en nosotros la responsabilidad de investigar, de discernir y de tomar partido. El dogma puede ser cómodo, pero la duda es vital.


Referencias

Bauman, Z. (2017 [2009]). La posmodernidad y sus descontentos. Madrid: Akal.
Foster, H., Habermas, J., Frampton, K., Krauss, R., Crimp, D., Owens, C., y otros. (2008 [1985]). La Posmodernidad. Barcelona: Editorial Kairós.
Jencks, C. (1991 [1977]). Language of Postmodern Architecture. London: Rizzoli.
Lyotard, J.-F. (1984 [1979]). The Postmodern Condition: A Report on Knowledge. Minneapolis: University of Minnesota Press.
Rossi, A. (2015 [1966]). La arquitectura de la ciudad. Barcelona : Gustavo Gili.
Scott-Brown, D. (1971). Il "pop" insegna. Casabella, 359-360, 14-23.
Venturi, R. (1977 [1966]). Complexity and Contradiction in Architecture. New York: Museum of Modern Art.

1 comentario:

  1. Gracias otra vez Cristina por tantos documentos que nos facilitas. De ellos he leído por completo De la oligarquía austera a la anarquía feliz. Consideraciones acerca de la posmodernidad de Maria Elia Gutiérrez Mozo. A los otros eché solamente un vistazo. Espero leerlos más tarde.

    Acaso porque es un «diagnóstico provisional», el escrito de María Elia es una crítica a vuela máquina de la «posmodernidad»: muchas generalizaciones y un estilo plagado de alusiones a autores emblemáticos de la época moderna y contemporánea. La primera parte es algo débil, pero la segunda gana un poco en profundidad y soltura.

    Es interesante ver que esta revista peruana incluye a autores españoles y argentinos. Hay que aplaudir el gran esfuerzo en conciliar tantas voluntades e intereses !!!

    Feliz Año Nuevo !!!

    PD/Espero leas mi crítica al libro de Robert Venturi

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