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Cada vez estoy más convencida que la palabra clave es respeto. Hace más de un año escribí sobre los alumnos que usan el "copy-paste" (copiar información sin citar sus fuentes) en monografías y trabajos de investigación y, aunque no mencioné esta palabra, creo que la idea se estaba empezando a forjar. Luego de recientes experiencias con varios alumnos, estoy cada vez más convencida que gran parte del problema parte del respeto o, mejor dicho, de la falta del este.
No me estoy refiriendo a un caso en particular, sino a una serie de pequeños y grandes eventos, a actitudes de estudiantes, tanto en los primeros como en los últimos ciclos, pertenecientes a distintas universidades. Quiero aclarar esto, porque no se trata de señalar con el dedo a una facultad cualquiera y decir que ahí no se hace investigación; o a otra en donde, al parecer, la rigurosidad no es una prioridad. Tampoco es cuestión de justificarse en la edad de los estudiantes, sus procedencias o sus aspiraciones. Es cierto que, muchas veces, los profesores ante ciertas frustraciones nos explicamos el comportamiento (especialmente la dejadez) de nuestros alumnos con la célebre frase "hoy en día tienen otras prioridades, otros recursos"; quiero pasar por encima de esa frase y es así que vuelvo a la palabra: respeto.
Tiene que ver con una especie de veneración hacia algo, con el acatar ciertas posturas (¿y por qué no normas?), con aceptar que existe un justo valor y que, por lo tanto, se debe actuar en consecuencia.
¿Qué tiene que ver esto con lo académico?
Los trabajos que uno debe realizar no están ahí por gusto. Representan un trozo importante de un determinado curso y sus resultados se ven reflejados en las calificaciones. Este curso, a su vez, representa un trozo de la carrera. Esa carrera que se supone que uno ha elegido porque siente una fuerte afinidad, un gusto, un placer. No pretendo decir que todos los trabajos producen esas sensaciones; me refiero a que son una parte de un todo, un medio para llegar a un fin.
Un fin que hemos elegido, que nos gusta, al que le damos un valor... al que respetamos.
Entonces, si se trata de un medio para llegar a un fin, ¿por qué no salir del paso con la mínima nota aprobatoria?
Es entonces cuando se pone en marcha la segunda parte del respeto. Respeto a uno mismo, al tiempo que dedica a elaborar este trabajo, a los recursos utilizados, al hecho de estar haciendo eso en lugar de algo que podría parecer más interesante. El entregar las cosas con orden, con un mínimo de limpieza, sin faltas de ortografía o redacción, en una carpeta y con un tipo de letra decente hablan del respeto que uno tiene hacia el propio trabajo y, por lo tanto, hacia uno mismo. Está garantizado que el profesor sentirá el mismo respeto por el trabajo al momento de comenzar a leerlo, y eso ya da una ventaja inicial.
Esto está sonando cada vez más a un post de auto-ayuda. Es lo último que se me ocurriría escribir en la vida.
Volvamos a la esencia: ¿No te da vergüenza usar como fuente una página llamada "El rincón del vago"? ¿No te das cuenta que te estás insultando a ti mismo? ¿No preferirías usar el traductor del word y revisar tu gramática y tu ortografía antes de entregar el trabajo, en lugar de quedar como un ignorante? ¿No es mejor cumplir con la pequeña formalidad de usar comillas y colocar una bibliografía? ¿Es que crees que lo que otros dijeron antes que tú es tan insustancial que puedes ignorarlo y no usar suficientes fuentes en tu trabajo? ¿O, por el contrario, que lo que tu piensas es tan irrelevante que no eres capaz de colocar tu propia opinión y "tomas prestada" (CTRL+C, CTRL+V) la de otros sin siquiera reconocerla?
¡Respétate, pues!
[Y, de paso, respeta a tus profes, a los otros autores, a sus trabajos; es decir, a quienes sí se toman en serio esto]