"1. Desprendimiento y compromiso
Un pre-requisito para el acto combinatorio y fresco que produce efectiva sorpresa es la voluntad de divorciarse de lo obvio. Debe haber una necesaria condición de desprendimiento de las formas tal y como existen... Pero es un desprendimiento de compromiso, puesto que involucra una preocupación, una profunda necesidad de entender algo, de dominar una técnica, de crear un significado. Es así que mientras que el poeta, el matemático, el científico, todos ellos deben lograr el desprendimiento, lo hacen con un fin de compromiso. [...] Los creativos se desprenden de lo que existe convencionalmente y se comprometen profundamente en lo que ellos mismos construyen para reemplazarlo.
2. Pasión y decoro
Entiendo por pasión la voluntad y la habilidad de permitir a los propios impulsos expresarse a así mismos en la propia vida, a través del trabajo... La pasión, como el gusto, crece con su uso. Es más probable que propicies en ti mismo el sentimiento a que sientas la acción... Pero nuevamente una paradoja: no todo es vitalidad urgente. Hay decoro en la actividad creativa: un amor a la forma, una etiqueta hacia el objeto de nuestros esfuerzos, un respeto por los materiales... Es así que ambas son necesarias y debe haber, de hecho, un sutil manejo del tiempo involucrado - cuándo ser impulsivo, cuándo domesticarse.
Empiezas a escribir un poema. Poco tiempo después, el poema empieza a adquirir requerimientos métricos, de stanza, simbólicos. Tú, como escritor del poema, estás a su servicio - eso parece. O puede que estés embarcado en la tarea de construir un modelo formal para representar las propiedades conocidas de una única fibra nerviosa y sus sinapsis: pronto el modelo toma posesión de la situación... Hay algo extraño en ese fenómeno. Exteriorizamos un objeto, el producto de nuestros pensamientos, lo tratamos como si estuviera "ahí afuera". Freud notaba, al comentar sobre el mecanismo de proyección, que los seres humanos parecen ser más capaces de enfrentarse a los estímulos que vienen del exterior que a los que vienen del interior. Es así que, al exteriorizar el trabajo creativo, al permitirle ser por sí mismo, su propia autonomía se coloca a su servicio. Como si fuera más sencillo tratar con ello desde afuera, como si esta situación permitiera el emerger de más impulsos inconscientes, de más material al cual nos es difícil acceder.
El ser dominado por un objeto creado por uno mismo [...] es liberarse de las defensas que nos mantienen escondidos de nosotros mismos.
A medida que el objeto se hace cargo de la situación y demanda ser completado "en sus propios términos", hay una nueva oportunidad de expresar estilo e individualidad. Esto es porque ya no estamos haciendo malabares internos con las posibilidades, porque las hemos representado "fuera", donde podemos mirarlas y considerarlas.
4. Aplazamiento e inmediatez
Existe una inmediatez para crear cualquier cosa, un sentido de dirección, un objetivo, una idea general, un sentimiento. Sin embargo, la inmediatez es cualquier cosa menos un orgasmo rápido de finalización. La finalización se aplaza.
Luego de haber leído una buena cantidad de diarios de escritores, he llegado a la conclusión tentativa que la principal defensa contra la finalización precoz, al menos al escribir, es el aburrimiento. No dudo que la misma defensa es válida para el científico. Es el aburrimiento del conflicto, el conocer en el fondo lo que uno quiere decir y saber que uno no lo ha dicho, lo que hace que uno actúe con el impulso de explotar una idea, de empezar. Uno también actúa con el impulso del aburrimiento, del aplazar. [...]
5. El drama interno
Dentro de cada persona hay un elenco de personajes - un asceta y tal vez un glotón, un mojigato, un niño asustado, un pequeño hombre, incluso un espectador, a veces un hombre del Renacimiento. Las grandes obras de teatro son descomposiciones de ese elenco, el convertir en un drama exterior el drama interior, el convertir el elenco interno en personajes.
Y como el drama, también la vida puede describirse como un guión, constantemente re-escrito, para guiar el drama interno que se va desenvolviendo. [...] Se trata de agrupar nuestras demandas internas y modelos idealizados, aquellos con los que nos identificamos especialmente - figuras en mitos, en vida, en los comics, en la historia, creaciones de la fantasía...
Es trabajar a partir del conflicto y de la coalición al interior del conjunto de identidades que componen a una persona que uno encuentra la fuente de muchas de las combinaciones más ricas y sorprendentes. No sólo se benefician de esto el artista y el escritor, sino también el inventor.
6. El dilema de las habilidades
¿Y qué debemos decir con respecto a la energía, al fervor combinatorio, a la inteligencia, al estado de alerta, a la perseverancia? No diré nada sobre esas cosas. Son, obviamente, importantes, pero desde un punto de vista más profundo, también son triviales, dado que a cualquier nivel de energía o inteligencia se puede dar la creación. Personas estúpidas crean para sí mismas tanto como se benefician de lo que viene del exterior. Del mismo modo lo hacen las personas ociosas o apáticas. Yo hablo de creatividad, no de genialidad."
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