sábado, 22 de noviembre de 2008

Algunas divagaciones sobre la moda

Definitivamente no me refiero a "la moda" como sinónimo de ropa. Cualquiera que me conoce más o menos bien, sabe que soy la persona menos indicada a hablar de moda en el vestir. Como dicen mis queridos italianos, el tema simplemente non me ne frega.

Es por eso que cuando mi tutor de tesis me dijo que agregue algo sobre la moda en el marco teórico me quedé mirándolo con cara de pava... rápidamente disimulé y cambié a cara de erudita mientras decía que sí, que absolutam
ente, interesantísimo. Y manos a la obra.

Moda no es sinónimo de ropa. Entendamos, entonces, que la moda se aplica a todo y tiene que ver con modos de consumo, modos de uso, publicidad, capitalismo y temas similares. Y, por supuesto, tiene que ver con arquitectura. Per
o me estoy adelantando, empecemos por la teoría.

Georg Simmel: El uso del idioma, de los gestos y similares está también subordinado a la moda.

Immanuel Kant: "La novedad es aquello que hace amar la moda."


Pierre Bordieu: Es iluso pensar en una autonomía del gusto: "el gusto se da en función de la clase social a la que se pertene
ce o a la que se quiere pertenecer y basta."

Un referente fantástico y mucho menos somnífero, el personaje de Meryl Streep en The Devil Wears Prada, cuando le dice al personaje de Anne Hathaway que a pesar de estar usando ropa que "no está a la moda", ni ella ni nadie está excluido de la "industria de la moda". (It's sort of comical how you think that you've made a choice that exempts you from the fashion industry when, in fact, you're wearing the sweater that was selected for you by the people in this room. From a pile of stuff.)

Es cierto. También es cierto que la educación, la pertenencia a una cierta clase social o cultural, la oferta disponible en la publicidad y en las tiendas, las imágenes, la gente a la que admiramos o incluso la convicción de "no querer estar a la moda", nos llevan de una determinada tendencia a otra.


Personalmente, lo que me parece más interesante es que, una vez puestos delante a la oferta (y por lo tanto, a la moda que se nos es impuesta), hay una cantidad casi infinita de posibilidades de uso de dicha moda: finalmente, el usuario tiene (o puede tener) la última palabra, que dependerá, nuevamente, de los factores que puse en el párrafo anterior.

Un ejemplo, el Facebook. Cuando yo me hice una cuenta, hace como un año, ya la mayoría de mis amigos peruanos tenían una, y la usaban sobre todo para compartir fotos y para mandar regalos (Gift Application). En Italia la "moda" ha llegado hace sólo algunos meses, pero acá son pocos los que colocan fotos; lo usan sobre todo para crear grupos y/o afiliarse a los que ya existen. Grupos que van desde la crítica política a la admiración de algún personaje de la farándula; desde las preferencias de comida hasta los mensajes xenófobos. Mismo producto: Facebook. Dos maneras distintas de usarlo.

Tocaría hablar de arquitectura, pero para no aburrir ni aburrirme, lo dejo para un nuevo post.

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