El nombre no tiene nada que ver con la estación del año (en italiano verano se dice estate), sino con el nombre de uno de los gens o clanes más importantes de roma, Verani. Aparentemente, el cementerio ocupa el lugar donde antes vivían estas gentes.
Es un cementerio antiguo. De hecho, me llamó la atención algunas tumbas y mausoleos que han sido puestos a disposición de quien los quiera usar (y pagar) porque sus dueños originales no van a hacerles mantenimiento desde hace más de 50 años. Se ve que en los cementerios los tiempos están en otra escala. No es un cementerio muy imponente ni señorial, pero tiene un buen puñado de tumbas muy bonitas, de nichos con diversas arquitecturas, esculturas y una respetable colonia de gatos.
Hacia la fachada principal, a la izquierda de la iglesia, el cementerio, no sé por qué, está en una especie de montículo artificial, en lo alto. Es ahí donde están las tumbas más antiguas. En realidad, a diferencia de otros cementerios como el de Lima o el de Buenos Aires, es simpático cómo el Verano tiene geografía. Al igual que la ciudad que lo alberga, Roma, este cementerio también tiene colinas.
Hoy, día de los santos y difuntos, era el mejor lugar para estar.
Este espacio (¿terapéutico?) cumple hoy un año.
Recuerdo el día que lo hice: fue mi primer feriado romano, en un fin de semana muy largo y muy lluvioso (cayó viernes). Podría decirse que ese fue mi primer fin de semana en Roma.
Acababa de pasar por la desilusión del inicio de clases del doctorado. Estaba decidiendo que no regresaba a Lima por Navidad. No tenía comida en la refri, no tenía nada que hacer, no tenía con quién hablar, el silencio invadía los espacios internos y externos... y sin querer queriendo, decidí divagar.
365 días después, hoy estuvo soleado, aunque amenazando lluvia toda la mañana. Ayer tuve una reunión de cumpleaños-halloween. En un poco más de un mes estaré en Lima, por Navidad. La casa en donde vivo es cualquier cosa menos silenciosa, la refri se rige por el principio del horror vacui, mi vida hace rato que dejó de ser aburrida. Hoy salí a pasear y a tomar fotos.
Cada día estoy más enamorada de Roma.
Recuerdo el día que lo hice: fue mi primer feriado romano, en un fin de semana muy largo y muy lluvioso (cayó viernes). Podría decirse que ese fue mi primer fin de semana en Roma.
Acababa de pasar por la desilusión del inicio de clases del doctorado. Estaba decidiendo que no regresaba a Lima por Navidad. No tenía comida en la refri, no tenía nada que hacer, no tenía con quién hablar, el silencio invadía los espacios internos y externos... y sin querer queriendo, decidí divagar.
365 días después, hoy estuvo soleado, aunque amenazando lluvia toda la mañana. Ayer tuve una reunión de cumpleaños-halloween. En un poco más de un mes estaré en Lima, por Navidad. La casa en donde vivo es cualquier cosa menos silenciosa, la refri se rige por el principio del horror vacui, mi vida hace rato que dejó de ser aburrida. Hoy salí a pasear y a tomar fotos.
Cada día estoy más enamorada de Roma.
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