Dícese de las conversaciones o discusiones inútiles, sobre temas irrelevantes o muy sutiles y especulativas. Hace referencia este dicho a los concilios y reuniones eclesiásticas de la primitiva Iglesia ortodoxa griega, que solían celebrarse en Bizancio, de ahí el apelativo. De todas aquellas controversias ha pasado a la historia la que trató sobre el sexo de los ángeles, aunque hubo planteadas cuestiones más peregrinas aún, como si sabía reír Jesucristo, entre otras monsergas parecidas.
Tengo que confesar de no haber ido a muchas presentaciones de libros en mi vida. En Roma sólo había ido a una de un libro sobre la arquitectura del Facismo y me había ido temprano. Por eso andaba un poco nerviosa cuando, en mi incesante búsqueda de créditos, me ofrecí de voluntaria para comentar el libro Ito Digitale de Patrizia Mello en una presentación que hubo esta semana en el DiAr (Dipartimento di Archittettura, mi alma mater, por así decirlo).
Creo que algo, en algún momento, se salió de control. Lo empecé a sospechar cuando el invitado estrella, Dott. C.S. decidió que en lugar de comentar el libro sentadito en su sillita como todos los demás, lo haría de pie. El uso de la expresión non me ne frega un cazzo a mitad de su discurso me hizo saltar en mi silla... ¿no es esa una de las expresiones de mi lista "Frases muy groseras que no debo decir delante de extraños"? Y finalmente, no sé por qué, se puso a hablar de erotismo, con ejemplos sumamente gráficos, que incluían la descripción de artefactos usados por las geishas en el japón medieval para... bueno, se entiende la idea. El punto, finalmente, era que no le gustaba ni el libro ni la arquitectura de Toyo Ito.
Se armó la gorda.
El amable (y pervertido) caballero, el organizador del evento, la autora del libro (que estaba "de cuerpo presente" por así decirlo) y un par de eminencias más, se embarcaron en la discusión más fantástica - y absurda - que he escuchado en arquitectura.
Que si Toyo Ito representa a la arquitectura japonesa contemporánea o no, que si la digitalidad nos está volviendo deficientes, que si se está perdiendo la sensualidad de lo táctil (creo que a eso venía todo el rollo de lo erótico), sobre la superioridad de la cultura "occidental" frente a la japonesa, que si las estructuras de Ito son flexibles o no flexibles, que si son geométricas desde el punto de vista Euclidiano o no, qué quiso decir Euclides, a qué se refieren con cartesiano, a qué se refieren con punto.
Y luego que si la arquitectura del moderno nos ofrecía flexibilidad (algún día escribiré sobre este tema que sí me pareció interesante), que si las formas actuales, orgánicas y generadas por computadora hacían que la arquitectura se encierre en sí misma, qué quiere decir flexible, qué quiere decir forma, qué quiere decir digital... felizmente a nadie se le ocurrió preguntar qué quiere decir arquitectura, porque de haber sido el caso, imagino que la "presentación" hubiera durado mucho más de las 3 horas y media que duró.
No sé cuál fue el problema, a parte del invitar a la persona menos adecuada a esta presentación específica, pero creo que tiene que ver con el "vale todo" de la arquitectura actual. Por un lado en la composición arquitectónica, en la que encontramos que casi contemporaneamente, en una misma ciudad, pueden surgir obras tan distintas como el Museo del Ara Pacis de Richard Meier, el MAXXI de Zaha Hadid y el Parco della Musica de Renzo Piano. Por otro lado en la teoría de la arquitectura, donde prácticamente cualquiera puede pensar cualquier cosa, estructurarla más o menos bien cogiendo un par de frases sueltas de las vanguardias del siglo XX (neoplasticismo, expresionismo, futurismo o cualquier otro -ismo) e interpretándolas de manera libre. Entonces voilá, poblica un libro.
En este proceso de libres interpretaciones ocurre que las definiciones terminan estirándose como chicles para calzar con las teorías de turno y de pronto nos encontramos con dificultad para responder ciertas cuestiones. ¿Qué es deconstructivismo? ¿Qué quiere decir "sistemas emergentes"? ¿Cuándo una arquitectura es autosostenible? ¿Cuál es la respuesta correcta a estas preguntas?
Por otro lado, las nuevas tecnologías aplicadas a la proyectación y a la construcción hacen que las definiciones clásicas hayan perdido parte de su valor. Por ejemplo y ya que mencionamos a Toyo Ito, ¿quién puede aplicar la vieja definición de estructura a los elementos cilíndricos utilizados en la Mediateca de Sendai, que son estructura, espacio y circulación simultaneamente?
No estoy abogando por volver a "aquellos viejos tiempos" de órdenes clásicos y definiciones canónicas. Ni siquiera estoy segura de que necesitemos un poco más de precisión. De lo que estoy convencida es que tenemos que ser conscientes del cachascán teórico y proyectual en el que nos hemos metido para evitar caer en estas discusiones bizantinas, que pueden parecer divertidas, pero en realidad lo son tanto como ver a un perro correr en círculos, tratando de morderse la cola. Luego de un rato, aburre.
El último párrafo me parece lo mejor. El cachascán (académico) creo que puede ser útil si es parte de un proceso creativo (por ej. que el perro juegue así con sus amos o a la inversa, o que luego se relaje y se quede tranquilo). Pero creo que muchas veces es un placer puro, no tanto de violencia, como de exhibición, (y aquí volvemos a la perversión).
ResponderBorrarClaro lo que dijo era de mal gusto y se alejaba del tema, tal vez pretendía ilustrar algo, de paso no más, pero sí logró ser escuchado con su excentricidad.