"La insistencia de los representantes del Estilo
Internacional en concentrarse sólo en algunos objetos ‘clásicos’ de diseño
tecnológico también les impidió el ganar la riqueza y expresividad que viene
del combinar una gran número de elementos de un modo significativo. El
arquitecto Pop, por otro lado, no piensa en sus objetos como ‘sagrados’ y, en
consecuencia, no siente la necesidad de aislarlos en los lugares semejantes a
museos característicos de los diseñadores influenciados por la Bauhaus.
[… una aproximación al diseño abierta (open-ended)] ofrece
al usuario la oportunidad de expresas sus propias preferencias sobre un rango
significativo de posibilidades para escoger. […] si a la personas que va a usar
el edificio (o parte de él) se da el poder de ejercitar control personal sobre
la forma específica que su ambiente tendrá, su habilidad para identificarse a
sí mismo con este ambiente aumentará.
[…] Probablemente el cargo más serio contra la arquitectura
Pop es que es irresponsable. Esta crítica toma dos formas: primero, que los
arquitectos Pop no han relacionado o no pueden relacionar su pensamiento con
los grandes problemas de arquitectura y planeamientos que enfrenta nuestra
cultura – específicamente, los problemas del centro urbano; segundo, que la
actitud casual e irreverente del arquitecto Pop es, en sí misma, una muestra
del la irresponsabilidad del movimiento.
La respuesta a la primera crítica es simplemente que el
arquitecto Pop aún no han tenido la oportunidad de mostrar lo que pueden hacer
con un problema de diseño a gran escala […]. El asunto de qué arquitectura
responsable debe tratar con más que el involucrarse en asuntos grandes. Debe,
finalmente, buscar afrontar la calidad de las soluciones ofrecidas a problemas
de todos los tamaños. Y, posiblemente el aspecto menos comprendido de la
arquitectura Pop es su muy real e incidente sentido de responsabilidad. La
mayoría de los críticos del movimiento sienten que muestra un desprecio por la
seriedad moral de los problemas que enfrenta hoy nuestro país. En realidad, la
verdad es exactamente lo opuesto. La inspiración original y el ímpetu continuo
de los pensadores Pop es precisamente su insistencia en este tipo de
responsabilidad en el diseño.
El arquitecto Pop ve la responsabilidad en términos muy
pragmáticos. Está preocupado en cómo la arquitectura puede trabajar mejor, no en si es ‘fiel a la tecnología’, o ‘digno’, o ‘claro’
– o cualquier otra consideración abstracta.
[…] El arquitecto Pop […] ve, por ejemplo, que los pretensiosos ‘centros
culturales’ que se levantan por todos lados según los principios del Estilo
Internacional están, en su mayoría, vacíos. Entonces busca los lugares que sí
son usados y, aparentemente, disfrutados.
(www.cratoonbrew.com) |
[…] El objetivo del arquitecto Pop es el crear un edificio
(ambiente) que sea significativo para las personas, que sea disfrutado por las
personas, que involucre a las personas, que satisfaga a las personas, que haga
a las personas felices. Y por personas no se refiere a un puñado de
compatriotas ‘culturalmente superiores’; se refiere a todas las personas. Quiere que su trabajo sea popular. El diseñador Pop entiende humor, interés, inteligibilidad,
especificidad, complejidad y encanto en la arquitectura. No entiende ‘buen
gusto’. Y aquellos diseñadores del Estilo Internacional que continúan endiosando
criterios ‘estéticos’ abstractos, significativos sólo para una pequeña audiencia
adoctrinada cuya apreciación sólo sirve para darles un sentido de su propia
superioridad cultural – aquellos arquitectos deben finalmente enfrentar la
cuestión de si sus diseños son
responsables, en una sociedad construida sobre la premisa que todos los hombres
han sido creados iguales. […] el arquitecto Pop cree que su responsabilidad es
el comunicarse, a través de su trabajo, con estas masas de personas, para asegurarles
que las cosas que son significativas para ellos pueden ser reflejadas en el
diseño de su ambiente.”
Wexman,
Virginia (1971) Pop: The New Architecture. Soundings:
An Interdisciplinary Journal, Vol. 54, No. 2. Pp. 191-201.
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