Texto histórico de 1971 que aclara muchas de las propuestas que la arquitectura postmoderna simbólica plantea.
“[…] no hay otro nuevo movimiento hoy en arquitectura que
intente tratar de manera amplia y significativa con los asuntos significativos
de nuestro tiempo. Y, cincuenta años luego de su implantación en la Bauhaus, el
Estilo Internacional ya no es joven. Además, una de las virtudes del nuevo
pensamiento es el incorporar críticas penetrantes al Estilo Internacional, y
así, es capaz de poner de lado sus dictados y empezar de cero. En lugar de los
antiguos valores, los arquitectos Pop han establecido nuevos valores – valores
que se relacionan más a las realidades y los prospectos actuales de nuestra
cultura que a los ideal representados por los monumentos arquitectónicos de la
primera parte de este siglo.
[… Los cargos en contra del Estilo Internacional son] que el
Estilo Internacional es esencialmente aburrido, que es anti-histórico, que
falla al juzgar el rol específico de la tecnología, y que es fundamentalmente snob en apariencia.
[…] Al dar la espalda a toda la tradición los creadores del
Estilo Internacional estaban forzados a inventar todo un nuevo vocabulario de
diseño. Es difícilmente sorprendente que la mayoría de los edificios modernos
aparecen desnudos y poco interesantes al lado de los del pasado […].
¿Pero por qué es necesario rechazar la tradición a favor de
la tecnología? No es necesario que se trate de un caso de lo uno o lo otro. De
hecho, no hay razón por la que la tecnología no pueda ser usada para soportar
una idea que tenga como inspiración una forma originalmente concebida antes del
invento de la máquina […]. La diferencia es que los arquitectos Pop usan la tecnología, mientras que los del
Estilo Internacional estuvieron regidos por ella.
(www.architectmagazine.com) |
La segunda falsa premisa que los fundadores de la arquitectura
temprana del siglo XX hicieron sobre la tecnología es que esta era
necesariamente impersonal.
Argumentaron que la producción en masa significó la producción para un gusto
basado en un “mínimo común denominador” concebido de manera abstracta, y que
dado que tenía que satisfacer a todos, más o menos, perdía necesariamente su
habilidad de satisfacer a nadie por completo. […] Se ha hecho aparente, de
hecho, que la tecnología, al ser dejada a sus anchas y a las presiones del
mercado, puede efectivamente expresar individualidad de un modo mucho mayor que
el que se creyó al inicio. Los arquitectos Pop usan la tecnología para
expresar la cualidad personal de un edificio y lo único de su función de tres
maneras. Primero, los elementos de producción en masa pueden usarse en modos inesperados, pero coherentemente
funcionales. Segundo, los elementos de producción en masa pueden ser usados en combinaciones significativas y únicas. Y
tercero, puede emplearse una aproximación abierta
al diseño, que permite al usuario, en un determinado momento, volverse activo
en la toma de decisiones.
[…] En cuanto los arquitectos desechen la hermética idea que
los únicos productos hechos a máquina que pueden ser aceptables desde el punto
de vista de la estética son aquellos que resultan de un proceso de diseño y
producción cercanamente controlado y supervisado por un artista respectado cuyas
ideas representen la última palabra en el uso adecuado de su creación – entonces
verán la amplia diversidad y potencialidad
de los productos comerciales hechos en masa. Y serán libres de usar los objetos
hecho a máquina en modos que pueden ser únicos, personales y apropiados al
proyecto específico en el que estén trabajando."
Wexman,
Virginia (1971) Pop: The New Architecture. Soundings:
An Interdisciplinary Journal, Vol. 54, No. 2. Pp. 191-201.
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