lunes, 18 de julio de 2016

Mitos de la crítica (de arquitectura) III


Este mito me gusta mucho, tal vez porque yo misma me lo creí durante un tiempo. De hecho, el comentario tiene en parte muchísima razón.

La arquitectura tiene mucho discurso vacío, mucho "floro y banalidad", que se hace pasar por crítica y, muchas veces, se toma como tal. Esto es especialmente peligroso cuando se encuentra en medios de difusión  - revistas, periódicos, televisión - a los que muchos pueden tener acceso. Son discursos que no aportan al proyecto, a la crítica o a la disciplina y, peor aún, muchas veces distraen de lo importante de la obra a la que se están refiriendo.

La otra variante es la crítica "pseudo-erudita". Esta se encuentra en medios de difusión más restringida; casi siempre va dirigido a arquitectos o estudiantes de arquitectura. Con el uso de palabras complejas, términos propios de nuestro argot profesional y frases rebuscadas, se hace difícil de entender, sin por eso ser más rica en su mensaje. En el mejor de los casos, el lector queda confundido. La mayoría de veces, sin embargo, simplemente se aburre. Para quien no es arquitecto, esta pseudo-erudición asusta y cae pesada.

La crítica responsable y real puede o no ser erudita. En "Métodos de crítica y respuesta a la crítica" (1976: 20) Wayne Attoe considera que una crítica puede aparecer "en el periódico diario, en un taller de diseño, o en la forma de ventanas vandalizadas en un proyecto de vivienda multifamiliar". Lo que estas tres críticas tienen en común es el hecho que el edificio al que se refieren ha tocado la vida de quienes las han hecho.

Evidentemente, las ventanas vandalizadas no son una situación ideal, pero nos dicen tanto como un escrito pueda hacerlo y, como hemos visto líneas arriba, a veces incluso más. La arquitectura nos toca a muchas más personas que al arquitecto y al cliente: los constructores, los caminantes, los usuarios ocasionales, todos terminan siendo partícipes del hecho arquitectónico y pueden, por lo tanto, tener una opinión sobre este.

La opinión de alguien formado en arquitectura, arte o urbanismo, la de alguien que pasa extensas horas investigando el objeto en cuestión y formulando ideas sobre el mismo, tiene importancia. Así como la tiene el comentario casual hecho por un paseante en un paradero, que puede estar cargado de una verdad dada por el uso cotidiano, que al erudito puede escapársele. Más que señalar si uno es mejor o más válido que el otro, es importante tomar ambos como lo que son, opiniones. Mejor o peor argumentadas, mejor o peor informadas, y con distintos objetivos.
En lugar de hablar menos, lo que necesitamos son más críticos - críticos ciudadanos - equipados con el deseo y el vocabulario para volver a hacer la ciudad. (Lange, 2012: 8)
De poco sirve que la crítica "erudita" halague la volumetría o cómo el objeto arquitectónico en cuestión se inserta dentro de la historia de la arquitectura, si para sus usuarios cotidianos el acceso es incómodo y los espacios interiores están mal iluminados.
Cuando hablamos de cómo la arquitectura es importante, es fundamental entender que el modo en que ésta es importante - más allá, por supuesto, del hecho obvio de dar cobijo - es el mismo modo en el que cualquier arte importa: hace la vida mejor.
Paradójicamente, es frecuente que la arquitectura más mundana sea la que más nos importa - el techo sobre nuestras cabezas, el edificio cualquiera que nos protege de la lluvia y nos da lugares para trabajar y comprar y dormir y ser entretenidos. (Goldberger, 2009: 2)
La crítica arquitectónica puede apuntar a varios objetivos, como lo menciona el artículo de Attoe. Lo que todo tipo de crítica tiene en común es que nos da la oportunidad de ver al objeto que critica desde una perspectiva que puede no ser la nuestra. De este modo, amplía nuestros horizontes. Puede que no esté de acuerdo con los comentarios sobre un determinado edificio, pero al leerlos, me fijo en aspectos de este que no había considerado en un primer momento. Tomo prestada, por un momento, la experiencia de otro.

Dejo para terminar una reflexión del arquitecto José Bentín, publicada en su Facebook hace un año. 


Cuarto mito

(Y si no los viste, aquí están el primer y el segundo mito)

Attoe, W. (1976) "Methods of Criticism and Response to Criticism". JAE, Vol. 29, No. 4 Architecture Criticism and Evaluation. pp. 20-21. 
Goldberger, P. (2009) Why Architecture Matters. New Haven: Yale University Press.
Lange, A. (2012) Writing About Architecture. New York: Princeton Architecture Press.

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