Es una realidad: en mayor o menor grado, los peruanos tenemos el estigma de creernos la última rueda del coche, de sentirnos "tercermundistas", de anhelar con nostalgia un pasado aparentemente glorioso, de lamentar un presente injusto. Nos autocompadecemos, nos autocriticamos y, sobre todo, nos negamos a las oportunidades que se nos presentan.
Es paradójico cómo se da tanto apoyo y tanta cobertura mediática a un campo en el que somos, lamentablemente, el hazmerreir mundial: el fútbol. Mientras que en otros campos muy diversos (deportes, ciencias, artes), hemos logrado y seguimos logrando éxitos que permanecen muchas veces en el anónimato, ya sea porque su resonancia al exterior no es considerada suficientemente importante por los medios o, mucho por, porque nosotros mismos no damos a conocer nuestros logros y nos colocamos imaginariamente el estigma de venir de un país "del tercer mundo". De esta manera, nos impedimos a nosotros mismos el participar en eventos internecionales.
Perdemos por walk over.
Esta reflexión se me ocurrió durante una de las mesas del XXIII UIA World Congress (El Congreso Mundial de la Unión Internacional de Arquitectos), a raíz de una serie de intervenciones mediocres, que se limitaban a presentar ciudades (especialmente latinoamericanas) que en Europa se ven "exóticas" con algunas fotos y mapas. Sin análisis profundo, sin conclusiones, sin un verdadero aporte. Yo he visto análisis de mucha mayor calidad tanto en el pregrado de la UPC como en el postgrado de la UNI, en Lima.
¿Dónde estaba nuestra selección nacional en el UIA World Congress de Torino?
Es paradójico cómo se da tanto apoyo y tanta cobertura mediática a un campo en el que somos, lamentablemente, el hazmerreir mundial: el fútbol. Mientras que en otros campos muy diversos (deportes, ciencias, artes), hemos logrado y seguimos logrando éxitos que permanecen muchas veces en el anónimato, ya sea porque su resonancia al exterior no es considerada suficientemente importante por los medios o, mucho por, porque nosotros mismos no damos a conocer nuestros logros y nos colocamos imaginariamente el estigma de venir de un país "del tercer mundo". De esta manera, nos impedimos a nosotros mismos el participar en eventos internecionales.
Perdemos por walk over.
Esta reflexión se me ocurrió durante una de las mesas del XXIII UIA World Congress (El Congreso Mundial de la Unión Internacional de Arquitectos), a raíz de una serie de intervenciones mediocres, que se limitaban a presentar ciudades (especialmente latinoamericanas) que en Europa se ven "exóticas" con algunas fotos y mapas. Sin análisis profundo, sin conclusiones, sin un verdadero aporte. Yo he visto análisis de mucha mayor calidad tanto en el pregrado de la UPC como en el postgrado de la UNI, en Lima.
¿Dónde estaba nuestra selección nacional en el UIA World Congress de Torino?
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