Comentarios al post del mismo titulo, publicados en Facebook durante el 02 de junio de 2014.
Enrique León Ferrand: Los que estamos en las "galeras" de la la "academia" remando para sacar adelante una mejor "cultura arquitectónica" quizá debemos vestirnos de "Momo y Proserpina" para mantener nuestras cabezas unidas a nuestros cuellos.
También, y de tanto en tanto plantear una exposición de "arquitectos desconocidos", héroes silenciosos que no llegarán al "gran salón" , a la marquesina de la escena local.
Quizá esa sea nuestra misión, demostrar lo bueno (voluntariamente ignorado) y lo malo que hiede desde el estómago de la "bestia" que solo procesa lo que le gusta y le es complaciente desde su entorno.
Marissa Consiglieri Nieri: Yo digo, hay que correr riesgos. Una de las cosas que más me llamó la atención, durante el tiempo que pasé en Lima, es la falta de crítica (auténtica) en arquitectura. Se critica urbanismo porque eso es criticar a la autoridad vigente; pero esos mamotrretos que se levantan aquí y allá sin sentido de contexto arquitectónico, sin respeto a los códigos de construccón, sin respeto a la propiedad pública, no se mencionan.
Carlos Cornejo: Si pues. No será mas bien la falta de pensamiento critico en la sociedad peruana?. O acaso la critica de cine o en la economía o en lo social o lo político lo es… o tiene algún nivel estable. Por qué la critica arquitectónica debería ser distinta del resto?. Si al final el critico cae en una suerte de vendedor de cebo de culebra o sanador de mil enfermedades… solo hay que leer los periódicos y revistas del medio para ver el retrato.
Lucho Calatayud: En este país somos muy políticos hasta para pasar crítica, y hay mucha divagación en temas centrales que deberian tocarse en una crítica, concuerdo con Marissa Consiglieri.
Israel Romero Alamo: Yo creo, Carlos, que sí hay pensamiento crítico en el Perú. Quizás no en todos como para hacer crítica, ni tampoco, en estos, la capacidad de hacerlo de la mejor manera. Si a esto le sumas lo que indica Cristina, que es prácticamente tener todo el mundo en contra, el panorama no es tan alentador. Pero sí hay; escondido, a cuentagotas y atado de pies y manos, pero ahí está.
C. C.: De acuerdo Israel, no pretendo generalizar. Pero, mientras la comunicación entre los que generan la critica sea casi inexistente ('a cuenta gotas') esto podría ser cada vez menor. El espacio académico lo protege y aísla con lo poco o nada que ofrece a los que participan de alguna Universidad (y me refiero a investigaciones o eventos).
Cristina Dreifuss: De acuerdo, Marissa, hay que correr riesgos. Creo también que es nuestra chamba como profes el enseñar a hacer crítica, que no es simplemente decir lo que a uno se le ocurre, como a uno se le ocurre. La crítica debe ser pensada, fundamentada, y debe apuntar a un enriquecimiento tanto del que la lea como de la profesión. No cualquiera sabe hacer eso.
(Sin mencionar que hay que tener también la capacidad de escuchar al otro).
Celina Gleiser: Además, como comentó Cristina en su artículo, la crítica sirve de muy poco si sólo la leemos los arquitectos. Los premiados mencionados tenían acceso a los anhelados 'contextos distintos' además de ser supremamente accesibles en estilo.
C. D.: Parte del saber hacer crítica, entonces, es aprender a hablar el idioma de los demás (el escuchar, nuevamente). No nos sirve de mucho si se vuelve un texto erudito publicado en "nuestras" publicaciones. La crítica debería salir del closet y dirigirse al ciudadano, a todos.
M. C. N.: Definitivamente, el pensamiento crítico se queda en los corredores de las facultades de arquitectura y entre arquitectos. Es que "El Comercio" - que alguna vez tuvo una sección sobre arquitectura - no iba a publicar jamás crítica sobre un edificio o conjunto de edificios hechos por Graña y Montero, por ejemplo, porque ellos pagan publicidad. Pocos arquitectos se aventuran a hacer crítica por que no quieren antagonizar a un potencial cliente o empleador. Es cuestión de intereses, que le llaman:) y ahí nos hemos quedado, 'hablando' de arquitectura siempre con este espíritu adulador y lenguaje barroco que nos caracteriza. Una pena pero así es. Cristina, tiene razón hay despabilar a los muchachos desde la universidad, estimularlos y alentar, mejor exigir, pensamiento crítico fundamentado.
E. L. F.: ¿Se acuerdan de la anécdota sobre la crítica que hicieron Doblado y Queirolo sobre un proyecto de Graña - Cooper - Nicolini?; bastó una llamada telefónica de Cooper para expulsar a los primeros del suplemento del Comercio.
Algunos, por su propia seguridad laboral tendrán que usar un alias y las redes sociales para poder hablar con libertad y lanzar un ladrillado de tanto en tanto.
Sobre el leguaje…tengo curiosidad cuantos no- arquitectos leerían crítica arquitectónica. Leerían sí, chismes del mundillo arquitectónico, de lo cual se podrían escribir volúmenes.
Soy un poco pesimista sobre el público fuera de la esfera de la profesión. Si no hay un valor de entretenimiento, por más que se simplifique el leguaje….creo que sólo leerían como advertencia sobre posibles malas inversiones inmobiliarias.
C. G.: Enrique, ¿quienes leian a Ada Louise? ¿a Goldberger? ¿a Jane Jacobs?
Si hay que hacerlo divertido en un comienzo, como gancho, puede ser. Creo que el hecho de que se atrevan/nos atrevamos a criticar bastará para el morbo.
E. L. F.: Cristina, creo que eran "otros tiempos", disculpa mi pesimismo, pero vivimos en una era que pierde la abstracción como un valor del pensamiento, todo es devorado por la imagen y la identificación que se tiene con esta, la inmediatez, por la capacidad de participar (como lo estamos haciendo).
Quizá sea el morbo…un: "No se lo cuentes a nadie" de nuestra escena arquitectónica local, pueda acercar el personaje al público.
No es por nada que en toda reunión social en que se encuentran dos arquitectos, automáticamente cambian su conversación a arquitectura, alienando un poco a cualquier participante lego en la disciplina.
C. G.: El 'bottom line' sigue siendo que no tenemos el byline.
C. D.: Para antagonizar con Enrique, una dosis de optimismo: qué buenos están estos comentarios.
Yo creo que a la gente sí le interesaría leer, por ejemplo, qué hace que un edificio sea mejor que otro. Esto con miras al momento en el que quieren comprar su propio depa, por ejemplo. No es una crítica erudita, sino más bien pragmática. Empieza por mostrar a la gente qué es lo que debe ver, con el fin de convertir a esa misma gente en el público de críticas cada vez más sofisticadas.
Jose Acaro: Esta discusión demuestra los nuevos medios para el ejercicio de la opinión critica. Recuerdo que Montaner mencionaba algunos requisitos para el ejercicio natural de la critica en algun país, en algun lugar. Son tres, uno de orden politico, otro de orden metodologico y uno tercero mediatico. La democracia es el terreno fértil en términos políticos,en lo segundo una tradición de metodologia consistente que sea base en terminos intelectuales. La tercera razon es la mencionada comunicacion y difusion de la critica, esta se desenvuelve mejor cuando los canales de comunicacion permiten su existencia en las masas.
E. L. F.: De acuerdo con la crítica "pragmática", vamos a necesitar un asesor legal para comentar sobre las constructoras "malignas". Un buen caricaturista, algunos "topos", podría ser un buen comienzo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario