Sobre el desarrollo de ciudades, los resultados de un crecimiento económico no siempre son buenos y mucho menos, si no existen políticas urbanas, entre ellas, las de protección del patrimonio inmueble.
Desde afuera es más fácil leer los cambios por los que atraviesa una ciudad en pleno crecimiento; me encuentro en Lima y me refiero a Huacho, el lugar en el que crecí y que cuya identidad como ciudad, hasta el día de hoy, me es difícil encontrar, pero no imposible.
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Casona
Pittaluga (Huacho.info) |
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Casino
Huacho (apecsunjfsc.wordpress) |
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Casona
Maristas (Huacho.info) |
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Hotel
Bolognesi (GoogleMaps) |
Sé que las manifestaciones culturales, tradiciones, historia, arquitectura, son sinónimos de identidad. Y si hablo de arquitectura, son pocos los edificios que aún se mantienen en pie en la ciudad de Huacho. Podría nombrar algunos, casi todas en terrible estado de conservación, como la casona Pittaluga, en manos de la empresa chilena Edelnor; la antigua estación del tren, hoy museo arqueológico de la Universidad Nacional José Faustino Sánchez Carrión; el Casino de Huacho, actualmente local de restaurantes y tiendas en plena Plaza de Armas; la casona Maristas, que pertenece al colegio privado San José de los Hermanos Maristas; el hotel Bolognesi, casi abandonado y el Mercado Central, del cual haré énfasis por encontrarse en riesgo; no solo por los estragos del tiempo en su infraestructura, sino por las malas decisiones de gente sin memoria.
Historia del mercado central de Huacho
Desde la época prehispánica,
Huacho ha sido punto importante de intercambio comercial entre pobladores de la
costa y la sierra.
En 1551, durante el virreinato,
se crearon las reducciones indígenas en el pueblo de San Bartolomé de Guacho, y
es en esta época, en la que aparece el primer mercado, en forma de plaza
techada con esteras, en la Plaza de San Quintín (hoy en día Plazuela Domingo
Mandamiento Sipán), lugar donde se comercializarían productos abundantes y de
buena calidad, según descripciones en
escritos de Ernst W. Minddendort.
Más tarde, debido a la presencia
del puerto, la población de Huacho iría en aumento y el Mercado de San Quintín
ya no se daría abasto. Por esta razón, el 22 de noviembre de 1909, durante el
gobierno de Augusto B. Leguía, se promulga la ley N° 1176, en la que se
confiere el presupuesto para la construcción de la nueva Plaza de Abastos. El
28 de julio de 1915, durante la gestión del alcalde Adán Acevedo, se inaugura
la Nueva Plaza de Abastos, convirtiéndose, hasta el día de hoy, en uno de los principales puntos de encuentro
para pobladores y visitantes.
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Antiguo
Mercado de Abastos de Huacho, 1919 (juliosolorzano.blogspot) |
Debido a su importancia
histórica, el 27 de setiembre del 2007, el Antiguo Mercado de Abastos de Huacho
es declarado Patrimonio Cultural de la Nación, según la Resolución Directorial
Nacional N° 1270/INC.
Triste sería la noticia cuando
dos años después, el mismo INC publicaría la Resolución Dictatorial N°413 en la
que dejara sin efecto la declaratoria de Patrimonio Cultural de la Nación del
mercado. Y más triste aún, los rumores de la construcción de un nuevo
supermercado en el mismo lugar.
¿Coincidencia o coima?
Para empeorar la situación, en el
2013, Defensa Civil declara al mismo como inhabitable y de alto riesgo y,
Rodolfo Rodríguez, encargado de Defensa Civil, responsabilizaría a los
administradores del mercado por no pedir recomendaciones ni verificaciones.
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Actual Mercado Central (prensaaldia.blogspot) |
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Interior
del actual Mercado Central (Alexa Guerra Cam) |
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Interior
del actual Mercado Central (Estefanía Cervera) |
Pero no es hasta el 2014 cuando el
presidente de la asociación del mercado, Juan Carlos Bermúdez, entra en
coordinaciones con el alcalde de ese entonces, Santiago Cano y le presenta el
anteproyecto de lo que sería el nuevo mercado central que, según las
descripciones, contaba con 4 pisos, cine, patio de comidas, auditorio y
escaleras eléctricas (descripciones que corresponden más a un centro comercial
que a un mercado modelo). Santiago Cano se compromete en apoyar la construcción
del nuevo edificio y facilitar las licencias municipales, con el fin de
contribuir con el “embellecimiento de la ciudad y su progreso”.
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Renders
del anteproyecto del Nuevo Mercado Central (prensaaldia.blogspot) |
Pero, ¿de qué embellecimiento se
habla cuando se mutila una manifestación arquitectónica bellamente lograda en
madera?, ¿de qué progreso se habla cuando se da la espalda a la historia y
tradición para dar paso a un elemento más de lo mismo?
El proyecto del Nuevo Mercado
Central es tan ordinario y vacío como cualquier otro supermercado; no hay nada
que lo haga memorable excepto su pobreza arquitectónica. La tipología del
edificio no comunica su función y las vistas presentadas muestran espacios
públicos que no existen.
Los comerciantes y dirigentes se
muestran emocionados por la propuesta, pero sucede todo lo contrario con gran
parte de la población: si bien la inversión será privada, el mercado es un hito
arquitectónico y forma parte de la identidad huachana. Asimismo, éste ya había
sido declarado Patrimonio Cultural pero las autoridades locales nunca mostraron
interés por proteger la integridad del mercado y al parecer, tampoco lo harán
en esta oportunidad.
Además del crecimiento agrícola,
la formación de pymes y el incremento del turismo, otro de los alcances que se
ha logrado luego del boom gastronómico en el país es la recuperación y
revalorización de antiguos mercados, y
su reivindicación como puntos estratégicos de intercambio social y cultural,
reflejo claro de la diversidad y potencia de una ciudad. Entonces, teniendo
infraestructura, historia y tradición en un solo lugar, ¿por qué no mantener la
estructura original, darle una restauración adecuada y ampliar el mercado con
un proyecto que sea respetuoso? ¿Por qué no aspirar nuevamente por el título de
Patrimonio Cultural para hacer del mercado no solo un lugar de abastecimiento,
sino un lugar turístico?
Este año el Mercado Central de
Huacho cumple 100 años y me es difícil imaginar a la casera con su canasta de
mimbre llena de maní sancochado y chapanas, en la misma esquina de hace 20 años;
a los niños dejando monedas en la alcancía de la imagen de la virgen, a las
palomas revoloteando entre las estructuras de madera y a todos sus personajes e
historias, en una caja de concreto sin espíritu.