Parte de la serie "Crítica, crítica y más crítica"
EL Centro Cívico es uno de los complejos comerciales, arquitectónicos, institucionales y urbanos más representativos de Lima.
El ambiente del entorno que lo rodea es espacialmente rico y urbanamente complejo. Es verdaderamente loable llegar y ver personas sentadas, cantando, tomando unas copas, jugando y eso no es producto de la ciudad solamente sino de las conexiones espaciales que hace este complejo con su entorno.
Si bien son criticables las modificaciones que se le ha hecho al edificio como anexiones de bloques comerciales, este en gran medida no ha perdido la espacialidad interna ni su conexión con la ciudad.
La antigua espacialidad del complejo, marcada por el brutalismo del concreto expuesto, puede ser acorde a una "omnipotente" imagen del estado inversor pero urbanamente no era amigable. El público que llegaba al centro cívico era netamente obligado a ir. El brutalismo a una gran escala como lo es el centro cívico no hace más que asustar a quienes van y hace quedar admirados a algunos.
Por otro lado, si consideramos la espacialidad antigua, el color del concreto, las sombras proyectadas y el ambiente que uno podía percibir en una plaza interior de este conjunto era una experiencia única, como un respiro de existencialismo en un entorno "comercial, bullicioso y colorido". Esto si lo consideramos desde una perspectiva nostálgica.
La nueva remodelación del complejo responde a ideas netamente comerciales. Pero de alguna manera la antigua plaza de la torre no ha perdido su monumentalidad aunque ahora sea un patio de comidas, vidriado y techado. Es cierto, muchos ambientes han sido cambiados y el edificio no ha perdido su esencia monumental. Pero quedó la siguiente cuestión:
¿Acaso lo anterior no era sin escala, totalmente rudo, poco atractivo, y por su materialidad más ensimismado con respecto a su entorno? ¿Acaso la remodelación no ha atraído más gente, ha dado escala a los ambientes y aunque arquitectónicamente discutible lo ha hecho un lugar más agradable para el limeño común (que no sabe de arquitectura)?
Mi postura es que por las mismas convicciones de su función urbana, este complejo iba a cambiar y su anterior arquitectura existencial y brutalista no ha permitido eso; la actual remodelación no es de las mejores, pero ha respetado ciertas escalas originales del edificio.
La actual composición de volúmenes brutalistas (propios del 60) y volúmenes de drywall (propios de hoy) es una expresión a la ciudad del paso del tiempo en ella. De cómo ese brutalismo y la especulación comercial pueden convivir.
Por último, este conjunto es un artefacto urbano, es composición con el paso del tiempo, un intercambiador, comercial, de transporte y urbano de personas, que expresa por sí mismo la transformación de Lima a través de la sucesión de arquitectura imponente, perceptible desde diversos ángulos de la ciudad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario