Advertencia: Nota muy personal, con chistes internos y referencias difíciles de entender. Y el lenguaje, de tan coloquial, casi es faltoso.
También hay que agradecer, ¿no?... Pero, ¿en qué orden se debe agradecer? ¿Orden temporal? ¿Geográfico? ¿Por inicial? A ver qué se me viene a la mente.
Nuevamente una nota inspirada por mi cómplice literaria Betticita, a quien le tengo que agradecer no sólo excelentes recomendaciones bibliográficas, sino también muy buenas copuchas. Y si hablamos de Betticita, hablamos de mi tiiiiiiito Felipito quien desde que llegué a Alemania por primera vez en esta etapa y me dijo "cómo estás, corazón", ha sido como un segundo papá a este lado del charco. Hemos compartido risas, indignaciones, conversaciones, paella, lomo saltado y empanadas; Internet, fotos, facebook e historias... e incuso una que otra caminata a la luz de la luna y un casi encarcelamiento de un peruano semi-ilegal.
Y si hablamos de ellos, hablamos del resto de la familia que anda en alemania. Mi primera Navidad lejos de "casa" fue con la Oma y tía Telma, y en Beinstr. 15 siempre he encontrado una especie de sucursal de casa, me he sentido bienvenida, engreída, engordada, querida.
Los demás... vamos, no los voy a mencionar a todos, que sale muy largo esto y luego nadie lo quiere leer. Ustedes saben quienes son, ustedes saben por qué son importantes para mí, ustedes saben qué momentos especiales hemos tenido juntos y qué abrazos hemos compartido.
Pasemos a hora a España, que en realidad es como decir Perú. No lo digo con ánimos de hacer conflicto, sino porque mis primeras experiencias españolas fueron con peruanos. La Lore, Edfusito, Caro, viejos amigos que me dio gusto encontrar; Vivi, una nueva amiga que me encantó conocer. Cachetes, Adriana, Silvia, Gonzalo, Jose... no me había dado cuenta que eran tantos.
Y sigamos hablando de España, que en realidad es como decir Perú, porque a estas españolas las conocí en Lima, durante las vacaciones. Yoguras, para qué decir más. Vi porto nel cuore!
Llegamos a Italia y empecemos por las dos personas que conocí primero: Stefano y Valeria; Luca, a quien sólo he visto una vez en la vida, pero con quien quedó una complicidad simpática. Tetiana, mi hada madrina inmobiliaria. Y mi "familia italiana" *tomo mucho aire* Ro, Giulio, Jacopo, Sebastiano, Massimo. Más italianos: Olga (que es rumana), Julia (que es austríaca y vive allá), Enrico (il capo più geniale che ci sia!), Antonia (que sabe decir "carajo" como si fuera peruana).
Sé que hay mucha gente que se me escapa. Quisiera mencionar las... 4 personas (sí, sólo 4) en las que pienso con una sonrisa cuando me acuerdo del doctorado, pero no ando con ánimos de ofender más de lo necesario. Y a mi genial tutor de tesis, que mejor ni lo nombro porque magari si incazza con me.
¿Y los peruanos-peruanos?
Me acordaba hoy cómo cada uno de mis viajes de visita a Perú me han mostrado la importancia de aspectos de mi vida que no tienen precio. Los dos primeros - familia y amigos - eran cosas que ya sabía. El tercero, en julio-agosto de este año, fue una sorpresa tan genial que nunca lo hubiera imaginado posible.
Amigos: upecinos, no upecinos, ursulinas, colegas, amigos de amigos... en realidad son ustedes, los de las fotos de cada una de las innumerables despedidas. Y es que el que mucho se despide es porque en realidad no se quiere ir. ¿Quienes hay que no he mencionado ya? Vean las fotos pues, y no hagan preguntas bobas.
Familia: ¿para qué entrar en detalles si sabemos que son lo máximo? Y sobre todo que sin ustedes, sin las llamadas, los mails y el apoyo en todo sentido, simplemente ésta no la hacía. Desde esa época tan compleja en marzo-abril del 2007, mi primera partida, cada visita, cada nueva partida, cada mala noticia, cada llanto telefónico, cada carcajada... Con la distancia uno aprende a apreciar cosas que de cerca no siempre se ven tan claras. En el caso de ustedes no era necesario irme, la certeza de que tengo una familia excepcional la he tenido siempre.
Si hay alguna omisión, no se me ofendan. Señalen amablemente, no más, que luego yo enmiendo.
Sonrío. Soy una persona afortunada.
También hay que agradecer, ¿no?... Pero, ¿en qué orden se debe agradecer? ¿Orden temporal? ¿Geográfico? ¿Por inicial? A ver qué se me viene a la mente.
Nuevamente una nota inspirada por mi cómplice literaria Betticita, a quien le tengo que agradecer no sólo excelentes recomendaciones bibliográficas, sino también muy buenas copuchas. Y si hablamos de Betticita, hablamos de mi tiiiiiiito Felipito quien desde que llegué a Alemania por primera vez en esta etapa y me dijo "cómo estás, corazón", ha sido como un segundo papá a este lado del charco. Hemos compartido risas, indignaciones, conversaciones, paella, lomo saltado y empanadas; Internet, fotos, facebook e historias... e incuso una que otra caminata a la luz de la luna y un casi encarcelamiento de un peruano semi-ilegal.
Y si hablamos de ellos, hablamos del resto de la familia que anda en alemania. Mi primera Navidad lejos de "casa" fue con la Oma y tía Telma, y en Beinstr. 15 siempre he encontrado una especie de sucursal de casa, me he sentido bienvenida, engreída, engordada, querida.
Los demás... vamos, no los voy a mencionar a todos, que sale muy largo esto y luego nadie lo quiere leer. Ustedes saben quienes son, ustedes saben por qué son importantes para mí, ustedes saben qué momentos especiales hemos tenido juntos y qué abrazos hemos compartido.
Pasemos a hora a España, que en realidad es como decir Perú. No lo digo con ánimos de hacer conflicto, sino porque mis primeras experiencias españolas fueron con peruanos. La Lore, Edfusito, Caro, viejos amigos que me dio gusto encontrar; Vivi, una nueva amiga que me encantó conocer. Cachetes, Adriana, Silvia, Gonzalo, Jose... no me había dado cuenta que eran tantos.
Y sigamos hablando de España, que en realidad es como decir Perú, porque a estas españolas las conocí en Lima, durante las vacaciones. Yoguras, para qué decir más. Vi porto nel cuore!
Llegamos a Italia y empecemos por las dos personas que conocí primero: Stefano y Valeria; Luca, a quien sólo he visto una vez en la vida, pero con quien quedó una complicidad simpática. Tetiana, mi hada madrina inmobiliaria. Y mi "familia italiana" *tomo mucho aire* Ro, Giulio, Jacopo, Sebastiano, Massimo. Más italianos: Olga (que es rumana), Julia (que es austríaca y vive allá), Enrico (il capo più geniale che ci sia!), Antonia (que sabe decir "carajo" como si fuera peruana).
Sé que hay mucha gente que se me escapa. Quisiera mencionar las... 4 personas (sí, sólo 4) en las que pienso con una sonrisa cuando me acuerdo del doctorado, pero no ando con ánimos de ofender más de lo necesario. Y a mi genial tutor de tesis, que mejor ni lo nombro porque magari si incazza con me.
¿Y los peruanos-peruanos?
Me acordaba hoy cómo cada uno de mis viajes de visita a Perú me han mostrado la importancia de aspectos de mi vida que no tienen precio. Los dos primeros - familia y amigos - eran cosas que ya sabía. El tercero, en julio-agosto de este año, fue una sorpresa tan genial que nunca lo hubiera imaginado posible.
Amigos: upecinos, no upecinos, ursulinas, colegas, amigos de amigos... en realidad son ustedes, los de las fotos de cada una de las innumerables despedidas. Y es que el que mucho se despide es porque en realidad no se quiere ir. ¿Quienes hay que no he mencionado ya? Vean las fotos pues, y no hagan preguntas bobas.
Familia: ¿para qué entrar en detalles si sabemos que son lo máximo? Y sobre todo que sin ustedes, sin las llamadas, los mails y el apoyo en todo sentido, simplemente ésta no la hacía. Desde esa época tan compleja en marzo-abril del 2007, mi primera partida, cada visita, cada nueva partida, cada mala noticia, cada llanto telefónico, cada carcajada... Con la distancia uno aprende a apreciar cosas que de cerca no siempre se ven tan claras. En el caso de ustedes no era necesario irme, la certeza de que tengo una familia excepcional la he tenido siempre.
Si hay alguna omisión, no se me ofendan. Señalen amablemente, no más, que luego yo enmiendo.
Sonrío. Soy una persona afortunada.
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