"Tratar de definir el espacio, como cualquier otro concepto abstracto, es siempre una tarea ardua. Y lo es, entre otras razones, porque si ya resulta problemático cercar un objeto material por la cantidad de perspectivas que presenta, pretender hacerlo de algo que se caracteriza por la ausencia, o por la presencia de lo ajeno, es todo un reto. Y cuando así hablo se entiende que me estoy refiriendo a espacio en relación al tiempo, del que se considera inseparable, "no hay espacio sin tiempo" y del que sabemos por el deterioro que causa en los objetos, no por él mismo.
Conformando este espacio abstracto y "acotándolo" en cierta manera, podemos hablar del espacio circundante, que no es tal sino su ocupación por los objetos. Lucrecio habló del espacio como recipiente, y Platón lo pensó como receptáculo. Visto así, lo que nosotros llamamos espacio es su capacidad-cualidad para poder albergar "el mundo", y en cierta manera nuestra ratificación. Lo que Kant llama "el espacio subjetivo y su relación con las cosas". Es decir, el espacio "perceptivo", aquel que se capta por los sentidos y que constituye el espacio "cercano".
Y con esta somerísima explicación, ya estamos en la segunda concepción del espacio, entendido como el entorno en donde nos movemos, pensamos, nos relacionamos o sufrimos, y en el que, incluso, hacemos tesis. Y desde aquí ya procedemos a esa subjetivización inherente al hombre y hablamos de espacio feliz, opresio, abierto, cerrado... (en fin, tantas manifestaciones como sentimientos es capaz de sentir el hombre)."
María Pilar Hurtado Peralta: El espacio en la obra de Alfredo Bryce Echenique. Universitat de Lleida : p 19.
Conformando este espacio abstracto y "acotándolo" en cierta manera, podemos hablar del espacio circundante, que no es tal sino su ocupación por los objetos. Lucrecio habló del espacio como recipiente, y Platón lo pensó como receptáculo. Visto así, lo que nosotros llamamos espacio es su capacidad-cualidad para poder albergar "el mundo", y en cierta manera nuestra ratificación. Lo que Kant llama "el espacio subjetivo y su relación con las cosas". Es decir, el espacio "perceptivo", aquel que se capta por los sentidos y que constituye el espacio "cercano".
Y con esta somerísima explicación, ya estamos en la segunda concepción del espacio, entendido como el entorno en donde nos movemos, pensamos, nos relacionamos o sufrimos, y en el que, incluso, hacemos tesis. Y desde aquí ya procedemos a esa subjetivización inherente al hombre y hablamos de espacio feliz, opresio, abierto, cerrado... (en fin, tantas manifestaciones como sentimientos es capaz de sentir el hombre)."
María Pilar Hurtado Peralta: El espacio en la obra de Alfredo Bryce Echenique. Universitat de Lleida : p 19.
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